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Problemas presentes, problemas futuros

Fecha Publicación: 29/12/2019 - 22:00
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Desde la aparición del hombre en nuestro planeta, hasta hace algunos siglos, la mayor preocupación del ser humano era la satisfacción de las necesidades básicas de él y de su familia, una suerte de subsistencia; con las revoluciones científicas e industriales han cambiado radicalmente nuestra forma de ver y comprender el mundo, nos hemos dado cuenta de que podemos alterarlo. Debemos reflexionar acerca de cómo utilizar la inmensa cantidad de recursos que nos ofrece la naturaleza y en la tarea de mejorar el mundo, nuestro mundo; para ello nos haremos la siguiente interrogante: ¿cuáles son las principales prioridades de nuestro mundo?

Considero que una primera prioridad es la salud; la tasa de mortalidad ha ido cayendo conforme hemos sido capaces de combatir al sarampión, la malaria, el cólera, la viruela, entre otras enfermedades mortales; en los últimos tiempos estamos abocados a la búsqueda de la cura para el cáncer y el sida; el gran reto se centra en la salud preventiva, donde la inversión es ínfima comparada con el gasto en un enfermo terminal. La segunda prioridad sería la agricultura y la ganadería, como fuentes de alimentación; cada año se calcula el consumo de 50 mil millones de animales terrestres como alimento, la mayoría de ellos criados en granjas que más parecen fábricas, viviendo en terribles condiciones; existen 3 mil veces más animales en las granjas industriales que animales domésticos o callejeros; debemos preocuparnos por el futuro de nuestra alimentación. La tercera prioridad, y no por ello la menos importante, serían los riesgos existenciales; no estamos libres de una guerra nuclear o una pandemia que nos podría llevar a la extinción de nuestra especie, la especie humana lleva alrededor de 200,000 años y se calcula que podríamos durar dos millones de años, como cualquier otro mamífero promedio; no podemos tirar todo ello por la borda y extinguirnos, pensemos en el futuro.

Estudiando la historia vemos cómo ha ido mejorando la esperanza de vida, la reducción de la pobreza extrema, el incremento de estados democráticos; si la humanidad ha ido progresando con el tiempo, el futuro es prometedor. Sin embargo, todo ese progreso o desarrollo podría perderse; en los últimos siglos se han producido grandes progresos tecnológicos, ellos han traído consigo el gran riesgo de una guerra nuclear o un cambio climático extremo; si ampliamos nuestra visión de futuro podremos ver tecnologías considerablemente poderosas: biología sintética que podría ser capaz de crear virus de contagio y letalidad sin precedentes, la geoingeniería que podría ser capaz de alterar dramáticamente el clima del planeta, la inteligencia artificial que podría ser capaz de crear agentes inteligentes con habilidades superiores a las nuestras. La preocupación central, indudablemente, debe ser el preservar el futuro de la humanidad.

Debemos darnos cuenta de que no nos venimos preocupando por los problemas que afectarían a las generaciones venideras, y es porque esas personas no están presentes el mundo de hoy, no influyen en las decisiones de hoy; es por ello que poco o nada nos preocupamos por estos temas, las grandes corporaciones y los grandes filántropos no destinan recursos o destinan escasos recursos para investigaciones prospectivas de la humanidad. Es momento de exigir que se destinen recursos, carreras profesionales y compromisos políticos; con recursos se puede apoyar a las tareas de los centros de investigación, todas las carreras profesionales deben preocuparse por el futuro de nuestra especie, con el compromiso político podemos votar por aquellos candidatos que realmente se preocupan por las futuras generaciones. Marquemos la diferencia, preocupémonos por los problemas de ahora y evitemos los problemas del futuro. Concluiré recordando a nuestro vate universal César Vallejo: “Hay, hermanos, muchísimo que hacer”.