Presidenta Boluarte, no a la instrumentalización de las mujeres
No, presidenta, no sea usted, precisamente, la primera mujer en ocupar el cargo de jefa de Estado y jefa de Gobierno, quien fusione al ministerio que tiene la rectoría de las políticas nacionales y sectoriales de promoción y defensa de los derechos de la niña y la mujer, ejerciendo su representación en los Consejos de Ministros con voz y voto, el MIMP, con el del Desarrollo e Inclusión Social, el MIDIS, enfocado en dotar de programas sociales que le restituyan la ciudadanía a las poblaciones postradas en situación de pobreza y pobreza extrema, promoviendo su acceso a servicios básicos que mejoren su calidad de vida y su desarrollo hasta abandonar esa condición.
No, no es cierto, presidenta, lo que ciertos ministros que ocultan su conservadurismo y le cantan al oído, de que ambas carteras duplican funciones y que si las fusionan le ahorrarían gasto al país. Además, el Estado está en la obligatoriedad de garantizar el ejercicio de los derechos ciudadanos de las mujeres en igualdad con los hombres, siendo que más del 50 % de la población peruana está conformada por ellas, además de haberse así obligado en el ámbito internacional, donde el Perú es Estado Parte.
¿Cómo se vería usted en el exterior, que tanto parece preocuparle, si invisibilizara a las mujeres desapareciendo a su ente rector, el MIMP? Yo me permito adelantárselo: como una persona traidora a su género y rehuyente a la lucha por erradicar la violencia contra la niña y la mujer, al tener esta última como base la desigualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, la discriminación de trato por estereotipos machistas, la cosificación de la mujer, además de ningunear la eliminación de brechas salariales, aún muy marcadas, todas, rectorías propias del MIMP.
Fue por eso que se creó el MIDIS allá por octubre del 2011, para que el sector MUJER se abocara exclusivamente a la defensa y protección de la niña y la mujer y demás poblaciones vulnerables, la empoderara en sus derechos civiles y políticos también, promoviera una cultura de paz y le garantizara una vida libre de violencia, quitándole el peso de la administración que tenían los programas sociales concebidos hasta ese momento como programas para pobres sin visión de desarrollo; permitiendo que el nuevo ministerio, el MIDIS, trabajara en ese objetivo, con esas competencias del desarrollo social, hasta lograr sacarlos de esa condición.
Decir, como ha dicho ayer el premier Gustavo Adrianzén en RPP, que la pobreza tiene rostro de mujer y que la fusión buscaría dimensionar a la mujer, al ser la principal actora en la lucha del gobierno contra la pobreza (palabras más, palabras menos), en buen romance significaría que la mujer solo sirve como instrumento para combatir la pobreza en el Perú. ¿Qué, no tiene otros derechos? ¿No importa si se borran de un plumazo las políticas de prevención de la violencia que las lleva a ser asesinadas por el solo mérito de ser mujeres, en otros Derechos Humanos?
No lo haga, señora presidenta. NO PROMUEVA LA FUSIÓN DEL MIMP con el MIDIS, nos volvería al siglo pasado con ello. No escuche a su entorno con chip patriarcal y machista, que no soporta que seamos en la práctica iguales hombres y mujeres, que tengamos voz y autonomía. Para ellos, nuestro lugar es llenarnos de hijos, dedicarnos a las tareas domésticas, con la educación básica basta, de cabezas gachas y que vivamos para servir al marido. NO, PRESIDENTA.
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