¿Por qué Palestina no es miembro pleno de la ONU?
Una de las preguntas más frecuentes por parte de mis alumnos de la clase de derecho internacional o de política internacional, es la siguiente: ¿Por qué razón Palestina, que ha obtenido el reconocimiento como Estado de una inmensa mayoría de los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas, entre ellos del Perú y recientemente por Reino Unido, Canadá, Australia y Portugal, hasta ahora no ha sido admitido en esta última cualidad y condición jurídico-política, es decir, como miembro pleno de la ONU?. La respuesta la podemos hallar en que no obstante conocerse que en la Asamblea General de Naciones Unidas, el órgano más importante de la ONU, se cuenta con el mayoritario parecer positivo de los Estados miembros de la organización para que así sea, debe considerarse el detalle de que, para consumar esta pretensión, es necesario contar con el parecer positivo de todos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, que son cinco, esto es, de la República Popular China, de Estados Unidos de América, la República Francesa, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y de la Federación de Rusia. Mirando el modus operandi con que funciona el Consejo de Seguridad, que es el órgano de la ONU que tiene el monopolio del uso de la fuerza en el mundo, lamentablemente bastará que uno de los cinco miembros permanentes se oponga -es el denominado derecho de veto-, para que no pueda hacerse realidad la aspiración palestina. Mirando esa penosa realidad, entonces, no será difícil advertir que Estados Unidos de América, el país más poderoso del globo, y aliado histórico y estratégico del Estado de Israel, no dará luz verde para que Palestina deje de ser miembro observador y se constituya en miembro pleno. El derecho de veto, aunque nos pueda parecer injusto, es un mecanismo consagrado de manera implícita en el artículo 27 de la Carta de San Francisco de 1945 -o texto fundacional de la ONU en la condición jurídica de tratado-, que evita que pudiera llevarse adelante la pretensión de un Estado, de un bloque o de una tendencia, y más bien aparece como el mayor mecanismo del equilibrio de las naciones en el mundo, y lo digo más allá del caso de Palestina, si no mirando la relevancia de esta prerrogativa que debe ser conservada intacta para la paz mundial, aunque parezca contradictorio. Puede parecer injusto en el caso de Palestina que nos ocupa, y, de hecho, en el fondo lo es, pero así están establecidas las reglas de las Naciones Unidas, las que fueron decididas al final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y no precisamente por el derecho internacional, si no, en cambio, por el poder mundial que fue capitalizado por las potencias vencedoras de la guerra de 1939. Palestina será miembro de la ONU, el mayor foro del globo, pero tal como están las cosas actualmente en Medio Oriente y en el mundo, deberá esperar.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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