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¿Por qué la bicameralidad no es una buena idea?

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Fecha Publicación: 10/06/2023 - 22:30
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Fue el periodista Aldo Mariátegui uno de los primeros en cuestionar el retorno a la bicameralidad, al señalar que el Senado estaría compuesto por “otorongos canos”. Y, en efecto, los beneficios del regreso de la doble cámara, para una realidad tan chicha como la peruana, están sobrevalorados.

Los principales promotores de esta iniciativa aducen que urge una cámara reflexiva para que filtre los proyectos aprobados por los eventuales diputados. Sin embargo, la existencia de normas cuestionadas tiene que ver directamente con la calidad de los integrantes del Congreso, que no va a mejorar aumentando el número de parlamentarios.

Si los partidos no pueden presentar candidatos decentes para ocupar 130 curules, ¿de dónde sacarán a sus posibles 30 senadores? El sentido común nos indica que las agrupaciones seguirán postulando a la misma gente, solo que mayor, que hoy es acusada de recortar el sueldo de sus trabajadores o de haberse vendido al Gobierno del golpista Pedro Castillo.

Entonces, antes de incrementar el número de congresistas, es menester mejorar el nivel del actual sistema unicameral. Para ello, por ejemplo, se pueden ampliar los requisitos y que no baste con tener solo secundaria completa para ser legislador. Por lo menos, con eso nos aseguramos de que no haya más analfabetos funcionales declarando estupideces por ahí.

También apremia que se restablezca la reelección parlamentaria. De esta forma, los buenos profesionales se sentirán más motivados de participar en política, pues su sueño no se verá frustrado a los cinco años de gestión. Si un congresista hace una correcta labor, este debería poder ser premiado por sus votantes con el ejercicio de un nuevo periodo.

Pero lo que viene ocurriendo es que ser congresista ya no es atractivo a largo plazo, ergo, los nuevos postulantes a una curul son, por decir lo menos, poco preparados. Muchos, en vez de tener un CV abultado, poseen un prontuario de escándalo.

Otros, para conseguir un número importante en las listas que presentan los partidos, inyectan importantes sumas de dinero. Estos montos, por supuesto, deben ser recuperados por los otorongos, quienes, una vez instalados en el Palacio Legislativo, no dudan en mochar el sueldo de sus empleados o en recibir coimas del aspirante a tirano de turno.

La calidad del Congreso es cada vez peor y algo se tiene que hacer al respecto, pero el retorno al bicameralismo no es el camino.

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