¿Por qué escondes tu rostro, sanmarquino?
“San Marcos, nudo de inquietudes, ¡plaza de victorias!”. Cuando Juan Gonzalo Rose describió a la universidad más antigua del Perú con esa icónica frase, era un momento en el que la Decana de América se encontraba en la encrucijada de la historia. Y sus alumnos, profesores y su tradición afloraban ese instinto de debate y política que ha sobrevivido en sus aulas. Siempre he defendido el poder de la verdad: quien nada debe, nada teme. Si esto es cierto, ¿por qué los estudiantes de mi hermosa universidad se cubren toda la cara en su protesta? Una protesta, según ellos, “justa”. Nunca vi a un líder taparse la cara cuando de defender sus ideas se trata.
Nunca vimos a Salvador Allende cubrirse el rostro cuando defendía sus ideas. La lista de “reclamos” que tienen algunos sanmarquinos puede ser correcta. La ONPE ha marcado una posición; la Sunedu, hasta el momento, no emite opinión y los que tomaron la universidad —no todos— se cubren el rostro. Si están convencidos de que las consignas son las correctas, ¿por qué contribuir a afectar la imagen de la universidad al cubrirse el rostro como lo hacen los delincuentes y débiles? No, queridos sanmarquinos: se equivocan. Cuando de defender tus ideas, posición y discurso se trata, no hay nada más poderoso que el mundo vea tu rostro. Además, ustedes saben muy bien que los que hacen política directa en la universidad usan a los estudiantes como última opción cuando las fichas no se mueven como ellos esperaban.
Nunca vi una foto de Hugo Blanco tapándose el rostro para no ser reconocido en una protesta de San Marcos contra el presidente Richard Nixon. Hugo Blanco es uno de los tótems de determinado tipo de estudiante de San Marcos. Lo siento, chicos; ustedes fueron los que crearon ese inservible cliché. La sociedad los ve como izquierdistas y dueños de ese discurso llamado “justicia social”. Tus reclamos pueden ser correctos, pero el mensaje es un arma de doble filo. Puede funcionar para fines internos, pero el daño externo a la reputación de la institución es acumulable.
Recuerden que Roma, con todo su poder, terminó siendo destruida; y la responsabilidad de esa caída y destrucción inició adentro. Algo más: espero que, así como son muy buenos cerrando puertas, realizando pancartas y cubriéndose los rostros para no ser reconocidos, sean igual de buenos en los estudios que ustedes no pagan, porque nada es gratis en la vida. La universidad que ustedes creen “gratuita” es pagada por todos los contribuyentes. Nada es gratis, queridos sanmarquinos; así que valoren lo que la vida les ha dado.
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