Perú: ¿país semiignorante y procumunista?

La Prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) mide la capacidad de los escolares de 15 años de edad, que participan para calificar conocimientos y habilidades en lectura, matemáticas y ciencias, supervisados por OCDE, donde se recopilan y analizan datos e intercambio de experiencias y buenas prácticas. La prueba PISA evalúa desempeños en diversas áreas como conocimientos generales, competencia lectora, matemáticas, ciencias; identificando el grado de preparación y las condiciones de desenvoltura del alumno respecto a sus pares en los demás países involucrados.

En la Prueba Pisa del año 2022 (cuyos resultados recién se han conocido) Perú figura entre los últimos lugares junto a Brasil y otros países latinoamericanos, con apenas 23 puntos de calificación. Sólo superamos a República Dominicana en Pensamiento Creativo.

Esta desgracia no es gratuita. ¡Es cortesía de la izquierda que, desde la revolución socialista de Juan Velasco, entregó al comunismo el manejo de la Educación de nuestra niñez y juventud, permitiendo que el sindicato magisterial, llamado Sutep, participe formulando políticas educativas y evaluando a los integrantes de su propia organización sindical (clasificándose ellos mismos)! Desde entonces, los profesores –sin preparación ni conocimiento y bajo úcases impartidos por su sindicato único pro comunista– manejan impunemente el Ministerio de Educación.

La mejor demostración de la medianía, aparte de la politización que arrastra a gran parte de la masa de profesores pertenecientes al Sutep –llegando al extremo de estar vinculados a sendero luminoso, como el caso Conare y otras versiones semejantes– es que el ágrafo (no sabe hablar, leer ni escribir correctamente el idioma oficial del Perú) Pedro Castillo se hizo políticamente conocido dirigiendo una huelga para, luego, postular y ganar las elecciones gracias a las ayudas recibidas de otro rojo, como el, quien sigue ejerciendo la presidencia del Jurado Nacional de Elecciones. Su adocenamiento es tal que postuló a la presidencia sin saber hablar, escribir ni razonar como persona medianamente al tanto de la realidad. Eso sí, conocía perfectamente, las artes de dirigir una organización criminal para robar, estafar y cuanto delito pueda imaginarse, al Estado propiedad de 33 millones de peruanos.

Castillo, con sus camaradas comunistas, socialistas, etc., constituyen la razón de ser del penosísimo estado de nuestro sistema de Educación, y de la vergonzosa incultura del contemporáneo pueblo peruano. Una realidad que se repite año a año desde que –repetimos– Velasco Alvarado transformó la Educación en patrimonio de la izquierda comunista, como parte de su táctica para convertirnos en sucursal de Cuba. Medio siglo después, el resultado es este país inclinado al comunismo. Tanto es así que mayoritariamente votó por Castillo. Pero también somos una nación vilmente ineducada. Ambas taras, repetimos, desafortunadamente cortesía de Velasco y los sucesivos gobernantes de izquierda que ha tenido –y continúa teniendo– nuestro país.

Mientras esta insufrible realidad no cambie, el Perú seguirá cavando su tumba, convirtiéndose cada vez más en rehén del comunismo transnacional a la vez que en copia y calco de naciones nominales, como Biafra. En 2026, ¿perseverará nuevamente la mayoría en votar por la izquierda?

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