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Perú, país disuasivo

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Fecha Publicación: 06/09/2025 - 21:01
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A su retorno del viaja a Europa con el canciller Schialer, y anunciar que el Perú comprará, finalmente, 24 aviones de combate, el ministro de Defensa, Walter Astudillo, ha dicho: “…esta compra busca garantizar la defensa nacional y actuar como un elemento disuasivo en la región…”. ¿Qué es, entonces, la DISUASIÓN de la que mucho se habla y poco se conoce?, pues preguntan ¿Cuál es la necesidad de prepararnos para una guerra que ni asoma? ¿Por qué ya no seremos un país de paz?. Preguntas muy lógicas pero ajenas del significado de la disuasión. En efecto, disuadir es advertir, técnicamente es la denominada amenaza legítima, por su alta dosis coercitiva. Se trata de una advertencia positiva y se construye desde la buena fe. La disuasión siempre es la amenaza desde la paz y por la paz. Los Estados que disuaden quieren la paz todo el tiempo y por eso casi siempre se los ve lejos de las guerras, y no como los belicistas que casi siempre terminan involucrados en conflictos. La disuasión se alzó indetenible como un método para lograr la paz luego de la Segunda Guerra Mundial, por eso la Carta de las Naciones Unidas de 1945, consagra el mantenimiento de la paz como objeto central del mayor foro político del planeta y corresponde a cada Estado miembro de la ONU, valiéndose de la referida disuasión. Hoy, las naciones del mundo, ya no buscan la paz si no conservarla, que es distinto. Los Estados que disuaden están lejos de las tensiones y de las etapas prebélicas. En realidad, no necesitan alborotar la paz porque sus cualidades disuasivas son todo el tiempo pacíficas. Pero la disuasión no es entelequia ni utopía. La disuasión es una realidad y es propia de los Estados que aman la paz, y lo digo usando categorías de la seguridad y la defensa que muchos que hablan de ella, criticándola, no conocen nada. Por eso, los Estados que no invierten en su defensa, son imperdonablemente irresponsables, como pasó con el Perú de la segunda mitad del siglo XIX, cuya clase política negligente, nos legó la sociedad de la derrota, que Manuel González Prada, señalándolos, los acusó sin misericordia. Pero hay Estados que no aprenden a ser disuasivos y eso también es imperdonable. Cuando un Estado disuade se vuelve más digno desde su pétrea soberanía nacional porque está pensando en la integridad de su pueblo y en la integridad territorial del Estado. Por la disuasión los militares no se preparan para la guerra si no para la paz, que es distinto, y eso, a veces, tampoco se entiende. A mis alumnos les explico que la doctrina de la paz no es la doctrina de los brazos cruzados si no de la actitud pacífica por sobre todas las cosas. Les digo que una actitud disuasiva, que es una actitud de paz, jamás es ajena de la coacción y de la coerción, porque el uso de la fuerza y la advertencia existen para mantener la paz. Toca ahora que la disuasión se convierta para el Perú en política de Estado en la región.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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