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Perú, ¿estás listo para el modelo Bukele?

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Fecha Publicación: 16/06/2023 - 21:30
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Día tras día, el nombre de Bukele resuena más fuerte en América Latina. Esto se debe a la admiración que le profesan políticos de derecha, como Carlos Pineda, Sandra Torres y Zury Ríos en Guatemala, quienes han intentado ganar adeptos replicando sus ideas. Su creciente popularidad en la región, hizo que gane seguidores desde Honduras y Costa Rica, hasta Chile y Argentina. En Perú, el llamado “milagro Bukele” está en boca del pueblo conformado por taxistas, comerciantes, vendedores de periódicos y la gente de a pie.

El mandatario salvadoreño se ha convertido en la figura emblemática de la lucha contra delincuencia, gracias a sus resultados en la desarticulación de los maras (pandillas organizadas). Sus críticos, principalmente de izquierda, lo acusan de ser simplista y populista y de no ofrecer garantías en lo que consideran una autocracia con medidas draconianas. Sin embargo, comunistas como Ortega, Petro, AMLO y otros, lo miran con odio porque ha logrado propiciar la captura de más de 69,000 acusados de ser maras.

Lo interesante es que Bukele no parece dormirse en sus laureles. En su informe del cuarto año de gestión, Bukele propuso a la Asamblea Legislativa reducir el número de diputados de 84 a 60, disminuir la cifra de alcaldías de 262 a 44 y declaró la guerra a la corrupción, tal como lo hizo con la delincuencia. Sus reformas son audaces y ambiciosas, por lo que el modelo Bukele sintoniza con la necesidad peruana de eliminar el flagelo de la delincuencia, la corrupción y otros males. Su atractivo discurso seduce a aquellos que lo arropan, hasta el punto de imitarlo en exceso, en medio de voces que aclaman su reelección. Si el modelo nos gusta para el Perú, debemos repetirlo paso por paso siguiendo nuestras prioridades. ¿En qué aspectos deberíamos centrarnos?

Primero, debemos aumentar el número de cárceles para controlar la violencia social y la corrupción, brindando un medio para rehabilitar a los delincuentes. Actualmente, hay 48 establecimientos penitenciarios hacinados y en cuatro de ellos la sobrepoblación supera cuatro veces su capacidad. La construcción de cárceles ha sido abandonada por años debido a la falta de decisión y al insuficiente presupuesto asignado por el Ministerio de Economía.

El Inpe, a pesar de contar con un presupuesto de S/ 800 millones, apenas destina el 20% a su infraestructura.
Un país inseguro no logra atraer inversiones, ni fomentar el desarrollo económico y el turismo. Con ladrones, violadores, homicidas, traficantes y corruptos en libertad, nos regimos por la política de “¡defiéndete!, sí puedes’.

La reforma deberá incluir la rehabilitación en la construcción de nuevos penales; de lo contrario, seguiremos sin resolver la violencia social con delincuentes libres. El problema no termina con la condena y el cumplimiento de la misma, lo ideal es que muchos reclusos puedan reintegrarse a la sociedad si así lo desean. Si el problema es el dinero para la modernización de las cárceles y centros penitenciarios, entonces convoquemos al sector privado para que se encargue total o parcialmente del diseño, construcción y equipamiento de las cárceles.

Segundo, debemos disminuir el número de alcaldías. Actualmente, tenemos de 1,678 municipalidades distritales y 2,859 municipalidades de centros poblados. Estas tienen un alto nivel de ineficiencia debido a su proliferación y a su dependencia de las transferencias. Siguiendo la lógica salvadoreña, deberíamos quedarnos con el 15% de lo actual.

Tercero, reducir el número de congresistas, es algo más distante cuando el Congreso busca reformar la Constitución para instaurar la bicameralidad. Tal como lo diría Bukele, citando a Hemingway: “Una vez que tenemos una guerra -contra la corrupción- sólo hay una cosa que hacer. Hay que ganarla”.

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