¿Perú en la coalición antinarcoterrorista?
La coalición internacional contra el narcoterrorismo chavista ya está en marcha. Estados Unidos ha movilizado fuerzas navales y aéreas que se complementan con fuertes presiones externas que van superando la infructuosa diplomacia habitual. Y países como Argentina, Paraguay, Ecuador, República Dominicana han declarado al Cártel de los Soles como organización terrorista internacinal. Perú, que acoge a alrededor de 1.5 millones de venezolanos víctimas de un penoso éxodo sin precedentes, no puede permitirse la neutralidad estratégica en este caso. Tiene además, por otro lado, presencia activa del Tren de Aragua y otras ramificaciones delictivas.
Son ocho países ya que están colaborando con las acciones de alta presión. Además de los señalados están Francia, Trinidad y Tobago, Guyana. Mientras las conversaciones con Reino Unido e Italia avanzan. La Unión Europea en general tiene mecanismos de cooperación con América Latina para combatir el crimen organizado, incluyendo narcotráfico, a través de agencias como Europol y Eurojust, fortaleciendo la acción policial y judicial entre continentes.
El Cártel de los Soles chavista es la mayor red criminal de la región y por años fue tejiendo conexiones entre las mafias de más de 11 países. Como es evidente, los fines económicos se han solidificado con objetivos políticos agrediendo y elevando amenazas contra la seguridad continental.
Hay que repetirlo: el chavismo no es simplemente un régimen autoritario: es un proyecto de poder dictatorial de largo alcance, diseñado desde sus orígenes por Hugo Chávez como un proceso revolucionario cívico-militar con intensión transnacional. Tras fracasar en la vía armada, Chávez apostó por la ruta electoral como táctica para trabar la democracia representativa desde adentro, mientras consolidaba una falsa “democracia participativa” que eliminaba contrapesos institucionales y todo factor de libertad política y económica. En ese proceso, se tejieron vínculos reales y tácticos con el narcotráfico y el terrorismo internacional, dando origen a una estructura criminal con poder político que hoy cuenta con respaldo de actores como Rusia, China, Irán, Cuba, Nicaragua y otros funcionales. Nicolás Maduro, heredero directo del proyecto, ha reafirmado junto a Diosdado Cabello, que el socialismo del siglo XXI no dejará el poder, y sigue apostando —enganchado a obvios aliados estratégicos como Gustavo Petro— a un modelo irreversible que ya degrada desde hace tiempo la estabilidad regional.
Esto ya no es un riesgo, son males en ejecución. El asunto es transnacional y desestabilizador. El Cártel de los Soles no solo trafica drogas: trafica poder, conflictos, miedo y descomposición institucional. Su influencia se extiende por rutas logísticas, redes financieras y brazos armados delictivos que ya operan en varios países.
Aunque hay evidencias, hechos e historial y testigos directos en abundancia, las fuerzas de defensa y, sobre todo, los sistemas de inteligencia no esperan confesiones ni pruebas absolutas. Actúan sobre patrones, indicios y escenarios de riesgo de alta gama. Y el escenario está claro: el chavismo narcoterrorista representa un peligro directo a la seguridad hemisférica. Perú es clave y debe sumarse a la coalición, declarar formalmente al Cártel de los Soles como organización terrorista y asumir su rol en la defensa regional de la democracia.
Al fin la posibilidad del uso creíble de la fuerza y la diplomacia de presión —no la "diplomacia" sonriente con las tiranías— pueden gradualmente provocar la captura o la huída del narcochavismo politizado. Porque en esta hora crítica, la indiferencia no es neutralidad. Es complicidad.
"Todo el mundo sabe que Maduro es la cabeza de una corporación criminal que ha destruido Venezuela y desestabilizado la región a través del terrorismo de Estado, el narcotráfico, el crimen organizado, la explotación minera ilegal y la migración forzada. (...) Maduro también envió criminales a otros países para generar inestabilidad. (...) Los venezolanos siempre agradeceremos a los países que, en la hora más crítica de nuestra historia, han decidido unirse en una coalición internacional por la libertad y la democracia", dijo esta semana la lideresa venezolana María Corina Machado.
