ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Perú: cajón de desastres

Imagen
Fecha Publicación: 12/09/2024 - 22:20
Escucha esta nota

El Perú es un “cajón de sastre”, crea, procesa y almacena un conjunto de acontecimientos diversos, desordenados y confusos. Probablemente le caería mejor una definición llamándolo “cajón de desastres”. Nuestro país se ha ido llenando de otros contenidos indeseables como delitos de tráfico de influencias, corrupción, inseguridad ciudadana, secuestros, extorsiones, asaltos con evidente impunidad, lo que está incrementando el volumen de este recipiente funesto, al punto de estar promoviendo “sin querer, queriendo” al crimen organizado con el pésimo ejemplo de tanto choro en la gestión pública.
Uno de esos retazos del “cajón de desastres” ha empezado a hacer su show, alimentando el morbo, la curiosidad chismosa, el pan y circo al que está acostumbrada la “plebe peruana”. La comidilla popular ya opina con el clásico comadreo: ¿qué le pasará a “Chibolín” (Andrés Hurtado) luego de que se revelaran los nexos que tiene con fiscales y el cobro que habría hecho por “favores”? Ya se encuentra bajo orden de impedimento de salida del país por 15 días, al imputársele los delitos de tráfico de influencias y cohecho, porque habría recibido un millón de dólares junto a la fiscal Luz Elizabeth Peralta Santur para gestionar la devolución de 200 kilos de oro incautado a Javier Miu Lei. Podría ser sentenciado a 29 años de prisión por el delito de lavado de activos si se confirma lo denunciado por Ana Siucho, aunque otras lenguas opinan que a este “batracio corrupto” no le va a pasar nada porque sabe mucho y su silencio es vital para esconder los chicharrones de jueces y fiscales.
Este “cajón de desastres” a la peruana también acumula contenidos purulentos. Uno de ellos tiene nombre y apellido: Martín Vizcarra, alias “lagarto”. Este elemento repulsivo, conservado en la memoria retorcida de algunos, ha salido a pechar achoradamente con la conchudez reptilesca que lo caracteriza, a debatir con políticos con quienes tiene mucho en común: su rabo de paja. Este caimán, sin sangre en la cara, ha querido ningunear un episodio central de su despreciable periodo presidencial, mi indignada y legítima confrontación contra este genocida. Cuando Martín Vizcarra era presidente por accidente, corrompido por sus negociados asesinos con los chinos por las vacunas Sinopharm y su vacunación VIP, mientras miles de familias peruanas se enlutaban ante la injusta muerte de sus seres queridos por su culpa, con todo su poder corrupto en contra, nunca me corrí y me enfrenté con la ley y la verdad contra este lagarto genocida y contra una prensa servil y mercenariamente persecutoria. Contra lagartijas como Zoraida Ávalos, ubicada estratégicamente para garantizar su impunidad, no me faltó valentía, no me abandonó la verdad, y con mi escudo de honor y trayectoria intachable lo denuncié penalmente por genocidio. Desde entonces, he seguido enfrentándome a este reptil mitómano. Frente a mi coraje y veracidad de mujer, este “engendro fiu-fiu” siempre se ha corrido.
El día de ayer falleció Alberto Fujimori. La portada de hoy del Diario Expreso ha publicado una síntesis objetiva e imparcial que resume a la perfección el impacto de su partida, su trayectoria como expresidente y líder político. Al respecto, diré: lamentablemente, su esencia dictatorial sepultó hace mucho tiempo al demócrata que llevaba dentro. Gobernó en ambas dimensiones, una con eficiencia y la otra con tiranía. Siempre será recordado controversialmente por el pueblo peruano.
He dicho.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookXInstagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.