Perú, bastión próvida
El miércoles 16 de noviembre, con el voto de 12 valientes congresistas contra 2, en la Comisión de Justicia y Derechos Humanos del Congreso truncamos el avance del Proyecto de Ley 954/2021-CR que pretendía despenalizar el aborto. Con esta imponente votación se envió esta iniciativa inconstitucional e inmoral al archivo.
Y es que debemos tener muy claro que en realidad el proyecto de ley de despenalización del aborto no es más que el estadio que precede a la legalización. Hay quienes opinan a favor de la despenalización del aborto cuando en realidad su consigna final y nefasta para los derechos humanos es el aborto libre, legal y gratuito.
Ahora, precisemos las diferencias entre despenalización y legalización. Despenalizar implica que el aborto por ciertas causales -ya sea la violación o por grave afectación a la salud de la madre- estaría justificado. El aborto sigue siendo igual de reprochable socialmente, pero por la concurrencia de alguna causal el Estado se abstiene de su poder punitivo y no aplica una sanción. En cambio, la legalización implica que el aborto se convierte en un supuesto derecho, en virtud del cual el Estado tendría la obligación de solventarlo a la mujer sin que ella tenga necesidad de justificarlo con causal alguna; y el médico que se niegue a realizar el aborto estaría incurriendo en un delito pasible de ser perseguido al atentar contra un presunto derecho, que en la normatividad vigente actualmente no existe ya que tanto en nuestra Constitución, nuestro ordenamiento jurídico y los tratados internacionales la vida es un bien jurídico protegido por el Estado desde la concepción.
Es mucho más terrible la fase de la despenalización, la cual opera como camuflaje de la legalización. En todo país en que se legalizó el aborto, primero se despenalizó. Sucedió en Argentina, que se aprobó el aborto hasta las 14 semanas; en Colombia, en que el Tribunal Constitucional lo aprobó hasta las 24 semanas; en Nueva York el aborto es legal hasta antes de cortar el cordón umbilical. ¡Esto es atrocidad, es asesinato selectivo, es Genocidio!
Otro aspecto que comúnmente se soslaya en esta barbarie es el castigo al violador; prevalece la impunidad porque el foco de atención está puesto en el nasciturus, cuya vida depende del arbitrio de otro ser humano, lo cual constituye abiertamente abuso de derecho.
No podemos cejar ni un milímetro frente a propuestas legislativas como esta que intentan desconocer y recortar los derechos humanos de la persona humana recaída en el niño por nacer. Seguiremos vigilantes en esta lucha, firmes en la convicción de que ¡el Perú es Bastión Provida!
No será ley.
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