Pérez y Vela permitieron que Odebrecht nos siga asaltando
La corrupta constructora brasileña Odebrecht consiguió que la Fiscalía de su país suspendiera la colaboración con las autoridades peruanas. Eso significa que personajes como Marcelo Odebrecht, Jorge Barata, entre otros, no declararán en el caso de los Humala-Heredia. El argumento de la compañía fue que se estaban utilizando pruebas obtenidas en Brasil para procesarla en el Perú.
Vaya casualidad que esto ocurra, precisamente, luego de que el izquierdista Lula da Silva le ganara en la segunda vuelta al presidente Jair Bolsonaro. Fue, como bien recordará el lector, Lula quien ordenó a Odebrecht que inyecte 3 millones de dólares sucios a la campaña de Ollanta Humala del 2011.
Odebrecht, después de conseguir millonarias obras en el Perú pagando coimas, nos sigue asaltando a mano armada. La empresa carioca ha acudido a la justicia internacional para reclamarle al país por los casos Gasoducto del Sur y Rutas de Lima, solicitando más de 1,300 millones de dólares como reparación. Ha conseguido, además, vender la hidroeléctrica de Chaglla (¡el Estado peruano le devolvió 524 millones por esta venta!) y seguir participando en licitaciones en el Perú, gracias a un fallo del juez César San Martín.
Pero lo más infame de todo es ese lesivo acuerdo firmado con el Equipo Especial Lava Jato de la Fiscalía, en el que Odebrecht solo acepta haber cometido delitos en 4 obras y se compromete a pagar la miserable suma de 610 millones de soles en 15 años. Una total estafa. Solo algunos periodistas y medios, como Expreso o Willax, advertimos que no podíamos arrodillarnos ante la empresa transnacional a cambio de su acomodada “verdad”, con la que se apresó a toda la clase política sin distinguir lo que son aportes ilegales de campaña (que no era delito cuando sucedió) y sobornos a cambio de millonarios proyectos.
Los responsables de que se haya suscrito este vil pacto son los fiscales Rafael Vela Barba y José Domingo Pérez, quienes, junto a sus periodistas aliados como Gustavo Gorriti (el hombre fuerte de IDL tuvo el desparpajo de declarar que Odebrecht se había reformado), le pusieron el sambenito de cómplice de la corrupción a todo aquel que osara cuestionar el documento entreguista. El tiempo, sin embargo, nos dio la razón a los que reclamamos que nunca se allanó los oficinas de la compañía de marras y menos se incautó sus activos.
Esta dupla de fiscales, que fueron elevados por la mayoría de peruanos a la categoría de héroes por enjaular unos meses a su político “corrupto” favorito, pasarán a la historia como traidores del país, porque, más allá del fuego artificial, ¡no han conseguido ninguna condena! Me pregunto: ¿será que también los brasileños los habrán aceitado?
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