“Pelotudeces democráticas” en aprietos
En junio de 2021, antes de que Pedro Castillo ocupara la presidencia del país, escuchamos este audio de Guillermo Bermejo: “si tomamos el poder, no lo vamos a dejar. Con todo el respeto que se merecen ustedes y sus pelotudeces democráticas, nuestra idea es quedarnos para instaurar un proceso revolucionario”. Su clara cercanía al MRTA, sus contactos con las FARC y luego el proceso judicial por su vinculación con el Sendero del Vraem, que aún no finaliza, corroboraron que Bermejo no cree en la democracia.
Otro audio reciente, del exasesor de Palacio de Gobierno, Alberto Nieves Vela, involucra al equipo del congresista Bermejo con la algarada de inicios de año y el golpe de Estado. Nieves afirma que un trabajador de Bermejo le propone unirse a las marchas violentas y que el congresista entregó celulares y chips a algunos manifestantes, organizadores de la revuelta. Remarca que el legislador mueve todo.
El congresista es un verdadero rompecabezas que la Fiscalía está descifrando. Tiene una arista político sangrienta y su pasado lo desnuda. La otra es la del robo al Estado, que no esperábamos. Sin duda alguna hay una estrecha conexión. Son las dos caras de una misma moneda. Bermejo trina por su inocencia y aunque haya obtenido el titular de un periódico: “no he recibido ninguna coima de nadie”, no es creíble.
Los detenidos, en proceso de colaboración eficaz, hablan de viajes, vínculos, entrega de dinero, discusiones por el monto de la coima, suministro de camionetas a Bermejo del constructor de las obras, fotos y viajes que confirman su relación con el operador Yul Valdivia. Difícil que salga de esto. De hecho, la Fiscalía ya abrió investigación preliminar al parlamentario por el caso “Los operadores de la construcción”.
Queda por integrar las dos facetas de Bermejo, la de ultraizquierdista violento con el político que usó su cargo para desfalcar al Estado. Curiosamente, sus actividades sediciosas no concitan tanta atención como las fraudulentas. El atropello a la democracia no parece inquietar a los peruanos.
Extraña coincidencia que en medio del hallazgo hecho por Fiscalía el jefe del MRTA, Víctor Polay Campos, acuse al Estado peruano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por violar sus derechos judiciales y permitir que sea torturado y que el cuestionado organismo admita la demanda. ¡Patapúfete! La razón de la sin razón. Recién denuncia, a destiempo, las supuestas torturas. Polay es un asesino serial y fue condenado por ello.
Dicen que se ha vuelto religioso. Ello no invalida su vesania. Las cárceles del pueblo del MRTA eran huecos macabros donde se enterraban vivos a los secuestrados. Eso sí es violación de DD.HH.
El país entero retoma por millonésima vez la estéril discusión sobre retirarnos de la Corte IDH. Es muy difícil lograrlo. Tendremos que gastar recursos y dinero en litigar porque si la CIDH ha tenido la desvergüenza de admitir el pedido de Polay, este pasará a la instancia superior. De Dina Boluarte no hay nada que esperar. Nótese que Bermejo no es un fuerte opositor a su gobierno, está callado.
La investigación fiscal iniciada debería terminar en una acusación constitucional y que el Congreso la apruebe. Pero nada es previsible con este Parlamento donde todo se compra y vende. El legislador de extrema izquierda ya está moviendo sus hilos.
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