Peligrosos antecedentes de nueva era de guerra financiera
Mientras el Gobierno y el Congreso están pendientes de la nariz de Dina Boluarte, en el mundo se están acelerando hechos que podrían afectar nuestro futuro.
Washington y Occidente han iniciado una peligrosa nueva etapa de la guerra financiera contra Rusia y China, que podría ayudar a estos países en el resultado que parece que están buscando.
Es que las decisiones sin precedentes adoptadas en la reunión del G-7 en junio, entregando a Ucrania miles de millones en dólares, producto de las ganancias generadas por los miles de millones de dólares de activos rusos congelados podrían afectar la legitimidad de la comunidad internacional. Lo que podría impulsar la idea de los presidentes ruso y chino de crear un sistema financiero alternativo, precisa Michael Hirsh (columnista de Foreign Policy). Y parece que la intención es apoderase de los activos congelados. Y aunque nos pueda disgustar el gobierno ruso, para algo existen las normas del derecho internacional.
Y Harold James, historiador financiero de la Universidad de Princeton, opina “que estamos en un punto de inflexión en el que coinciden dos preocupaciones: una sobre la probable trayectoria fiscal de Estados Unidos y una carga insosteniblemente grande; el segundo, sobre la incautación de activos, con la posible aplicación de sanciones secundarias a países que están en una cadena de suministro con China y luego indirectamente con Rusia”. El “punto de inflexión”, advierte James, podría llegar cuando muchos países comiencen a alejar sus activos del dólar y el euro.
Asimismo EE UU anunció que impuso nuevas restricciones comerciales a 93 entidades de Rusia, China, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Kirguistán, India y Corea del Sur por apoyar el esfuerzo bélico de Rusia en Ucrania.
Pero hay que tener muy en cuenta que en materia de sanciones , China es muy diferente que Rusia. En primer lugar la economía del coloso está muy entrelazada con EEUU, la UE, América Latina y África. Y tiene US $ 6 billones de inversiones de USA y la UE en China, a las que podría afectar. Lo que queda claro es que la decisión del G-7 envía un mensaje: lo que alguna vez fue sacrosanto en las finanzas internacionales puede que ya no lo sea. ¿ Y quien nos garantiza que no pudieran haber nuevos cambios que afecten a más países?. Es que la decisión de EE UU de utilizar el dólar como instrumento de su política exterior es una jugada arriesgada que puede no alcanzar los objetivos deseados. Pero con un dólar que se utiliza en casi el 60% del comercio es difícil predecir con certeza lo que ocurrirá con esa divisa . Y si bien es cierto que los países BRIC están trabajando diversas formas de afectar al US dólar , ¿ qué tan rápido puede cambiar la tendencia actual ? ¿ Y que lo reemplazaría?, ¿el Yuan, una moneda digital?. Sin olvidar los bancos centrales y ministerios de finanzas oscuros y poco transparentes y el hecho que para estos efectos los BRICS no contarían con la India, que ha precisado que ellos no participarían en proyectos para debilitar el US dólar . Y Trump ha anunciado que impondría un arancel de 100% a los que dejen de tranzar en US$ para dañar a USA. Y la confrontación se puede poner peor desde el 20 de enero, cuando Donald Trump asuma la presidencia de EE UU. Por lo que hay que estar siguiendo de cerca la evolución del conflicto entre China y EE UU y cómo nos puede afectar.
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