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Partidos históricos mejores que falsificadores de firmas

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Fecha Publicación: 27/04/2025 - 21:50
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He expresado en diversos medios de comunicación que me gustaría que los partidos históricos experimenten todos una recuperación, pues esto nos permitiría dos cosas: un mayor filtro para los elementos negativos —en un partido todos nos conocemos lustros— y, por otro lado, elevar el nivel de la discusión política, pues los grandes partidos históricos tenemos grupos permanentes de técnicos trabajando. Más allá de sus errores, no podemos negar que sería una buena noticia el relanzamiento del PPC y de Acción Popular. Naturalmente, mi fe política está en la renovación del aprismo, el partido de Haya de la Torre.
Y es que los proyectos históricos con mensaje programático, organización y políticos con formación son infinitamente mejores que las carrozas electorales, los vientres de alquiler, los clanes familiares, los partidos-universidad y los partidos que se inscriben o funcionan con recursos provenientes de las economías ilegales. Los primeros intercambian ideas en un contexto de esgrima argumental; los segundos son la antipolítica, el cosismo, la lógica de la dádiva, no tienen militantes, tienen empleados o lobistas ansiosos de asaltar el presupuesto público para nombrar familiares y allegados en puestos que les permitan medrar; cunas de improvisados que llegan a la política para esconder fajos de dólares en el baño o para reconstruirse el rostro.
En los últimos tiempos han existido dos proyectos en donde la antipolítica fue determinante: el fujimorismo de los 90 y el vizcarrismo entre 2018-2020. Tienen muchas similitudes: su poca vocación democrática, su gran corrupción, el sometimiento de órganos de justicia, coaliciones de empresarios que los apoyaban, un esquema familiar —Martín y Mario; Alberto, Pedro, Juana, Rosa y Santiago— y apoyo popular. El fin abrupto de sus administraciones también los emparenta.
Pero en estos últimos días hemos descubierto que tienen una similitud más: el esquema de fábrica de firmas. Y es que ya lo hizo el fallecido Medelius al alimón con Montesinos para Fujimori, en la inscripción de PERÚ 2000, y ahora lo hace el vizcarrismo para inscribir PERÚ PRIMERO. No es poca cosa que se haya detectado que 5 mil firmas que sirvieron para que logren su registro estos últimos hayan provenido de un mismo puño gráfico. Un escándalo total.
Con esto, Vizcarra agrega algunos delitos adicionales al rosario de lesiones a la ley que tiene: banda criminal, falsedad, falsificación. Es un asunto por el que debe responder ante la ley, obviamente junto a su personero legal y a toda su cúpula. Y hoy, con un Congreso adverso y un TC y una JNJ independientes, parece que los vientos judiciales cada vez irán peor para el moqueguano responsable de por lo menos 100 mil muertes en el COVID. Esto último con la complicidad de Zamora, Mazzetti y Molinelli, que comandaron MINSA y Essalud en esa época oscura.
Pero debo señalar que las investigaciones periodísticas también arrojan otras organizaciones con este problema, entre ellas al parecer también la de Bermejo. En el pasado, Toledo también parece haber usado el método. Por ello, insto desde esta columna en Diario Expreso a que los lectores reflexionen y hagan consciencia en sus áreas de influencia de que elijan entre partidos históricos, los cuales cuentan con más de 50 años de vida política, con hombres valiosos como fundadores, como Fernando Belaúnde y Luis Bedoya Reyes. En el caso del APRA, con 100 años de lucha y con el peruano más ilustre del siglo XX como inspirador y guía, Víctor Raúl Haya de la Torre.

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