Para que Venezuela no sea la nueva Cuba de América Latina
No me cansaré de decir que el único enfoque que vale para referirnos a la desgraciada situación en Venezuela, que ha confirmado el fraude electoral a los ojos del mundo entero, es el del realismo político; sin embargo, en nuestra región dominaron las posturas románticas creyendo que era el final del chavismo-madurismo que controla al país desde hace 25 años. Dijimos en esta honrosa columna de Expreso, que el dictador de Venezuela jamás iba a dejar el poder porque de lo contrario terminaría en la cárcel o muerto. Ha dominado la subjetividad y una rara, aunque respetable esperanza, porque se produjeron hechos incontrastables para asegurar el fraude:
Levantamiento de la mesa de negociaciones en Barbados tirando al tacho el acuerdo;
Prohibición por el Consejo Nacional Electoral de la señora María Corina Machado como legítima candidata de la oposición que consiguió su postulación arrasando en las primarias;
Prohibición de la filósofa Corina Yoris con ese mismo objetivo;
Amenaza del dictador de que si perdía se produciría un baño de sangre y luego la advertencia de que ganarían por las buenas o por las malas;
El cierre de todas las fronteras de Venezuela a tan solo 48 horas de las elecciones del pasado domingo 28 de julio para impedir los accesos de los venezolanos que querían votar;
Impedimento de que pudiera arribar a Caracas una delegación de expresidentes democráticos de América Latina y de otras partes del mundo, así como de otros ex altos dignatarios, que buscaban actuar en la condición de observadores internacionales porque iban a vociferar a los cuatro vientos el fraude electoral.
En realidad, podría continuar, pero frente a estas evidencias incontrastables, ¿en verdad creían que la oposición venezolana podría tener algún chance de recuperar la democracia? Para que Venezuela no se confirme como la nueva Cuba de América Latina, concluyo:
UNO: Maduro no dejará el poder por las buenas. Las lecciones que le dejó en vida el dictador cubano, Fidel Castro, y que se la repiten como letanía los miembros de la inteligencia cubana apostados en Caracas a cada rato, son la mayor señal de esa confirmación.
DOS: En la tesis anterior cuenta que la cúpula militar no está dispuesta a ir a la cárcel luego de los asesinatos y otras fechorías sucedidas durante el tiempo que lleva la dictadura, así que, a la menor doblez del dictador, rápidamente lo apretarán como verdugos inquisidores para que ni siquiera lo intente.
TRES: Ya acabó la fase de negociaciones diplomáticas que ha demostrado ser burlada por la dictadura en todas sus formas. Eso ya no funciona.
Propongo:
CUATRO: Nada de invasiones militares sobre el país. Eso tampoco funciona. Los venezolanos deberán organizarse para que caiga Maduro. El derrocamiento del dictador será solamente desde las entrañas de Venezuela y deberá haber un trabajo de inteligencia en el cual el apoyo internacional será determinante.
CINCO: Decidir un bloqueo continental por los países democráticos para presionar a la dictadura y actúen fuerzas endógenas.
SEIS: La OEA y los países del continente deben decidirse por condenar los resultados fraudulentos en Venezuela y proceder a retirar a todas las embajadas acreditadas ante la dictadura. No digo romper relaciones diplomáticas, que es distinto, porque con esta última medida se afecta a la población llanera de manera directa.
Cualquier postura timorata como hasta ahora por parte de la comunidad panamericana y mundial solo confirmará a Maduro en su objetivo de retener el poder, pues ya han salido los países amigos que no están precisamente en América a expresarle su apoyo y se siente, aunque usted no lo crea, apreciado lector, más empoderado que nunca. Todo lo que está pasando, incluidas las marchas del día siguiente del fraude, ya fue previsto por la dictadura.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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