Otra voz, otras miradas

Pusieron el margen, abrí la página. “Somos fotógrafos, artistas urbanos, artistas callejeros”. Autodefinición que calza a perfección con su escenario de trabajo, temática y personajes que son su motivo. Como ellos, artistas callejeros, artistas en la calle. Acróbatas, malabaristas, habitantes de la noche que asumieron a totalidad su decisión de adoptar un modo de vivir un mundo difícil de aceptar y comprender por quien no es parte de él. Mundo que para Arturo Cañedo, Leonardo Ríos y Jorge Sueno es un mundo en que han entregado su convicción de fotógrafos con dominio de su oficio, con historias que los acompañan cuando hacen declaración de su arte, técnica y propósito en las imágenes con las que en el bar La Toscana, Quilca 208, han compuesto una doble exposición. “Espectros”, de Jorge y Leonardo, y, “Lima down town”, de Armando. Gracias a la participación y apoyo de Edgardo Lizarbe Toscano, propietario del bar, han tomado un espacio convirtiéndolo en galería dedicada a la fotografía. Al hacerlo agregan un nuevo valor a la calle que es territorio ganado por la cultura atesorada y ofrecida por los famosos “libreros de Quilca” que han extendido su radio hasta la calle Amargura, compartiendo la bohemia de poetas, narradores, músicos y pintores fieles al sabor criollo del menú en el Queirolo. Ahora ellos sazonan con esta galería que nace arropada por un público que va en busca de una tranquila cerveza conversada.

El desafío al rigor del toque de queda y los protocolos de seguridad que impuso la pandemia fueron para Jorge y Leonardo, reto que vencieron siendo primeros en conseguir fotografías nocturnas de personas sin mascarillas ni distancias. Casi dos años de trabajo en los que, sin buscar, encontraron a quienes hoy son sus amigos. Amigos que les han regalado la posibilidad de compartir su cercanía, conocer sus habitaciones, ser testigos de esos minutos en los que alcanzan la total ejecución de su derecho a disponer de su cuerpo, su apariencia y quebrar el límite de la normalidad de quienes se manejan encajados en los moldes establecidos. Los ejemplos reunidos en “Espectros”, su bipersonal, son retratos de sus amigos con tatuajes imposibles, ejecutantes de pruebas que van más allá de la resistencia al dolor. Retratos que dan testimonio de esa amistad que permite las insospechadas cercanías. Su trabajo tiene eco en Nueva York, Tokio y Santiago de Chile. Leonardo que tiene ojo y alma de pintor es diseñador gráfico. Jorge trabajó en Japón. Para ellos tener una buena cámara fue la realización de un sueño con que me abren la puerta a un paisaje que nunca imaginé contemplar.
“Downtown Lima” es cuidada selección de fotos en el proyecto trabajado durante seis años por Arturo Cañedo con esa mirada que detiene a la ciudad revelándola y marcando con el manejo del color y la técnica. Proyecto que suspendió al ser tomado por el covid, ya superado. Ha iniciado su nuevo portafolio “Pandemonio”, sellado por el rojo que señala el recuerdo de la enfermedad. Autor de una serie de proyectos y portafolios que ha expuesto en el Louvre y Dubái. Fue gerente en un banco. Su tiempo está puesto en los trabajos que tienen mercado ganado.

En “Espectros” y “Downtown Lima” las imágenes pueden transmitir inquietando, sorprendiendo. Hablan. Expresan sin necesidad de discurso explicativo porque tienen la capacidad de comunicar. Los tres pueden ser temas individuales en próximas Crónicas recorriendo con ellos sus caminos. La Toscana los espera desde las 6 de la tarde. Esta es una invitación que puedo acompañar con: Quilca bien vale una cerveza. Salud.

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