Orden, libertad y saber
“Orden, libertad y saber”, estas tres palabras resumen lo necesario para que una familia, una comunidad, una empresa y un país prosperen, sean grandes y con proyección de futuro. Por largas décadas el diario ‘El Comercio’ las tuvo por lema y hoy son necesarias para nuestro país.
Decía la Dama de Hierro, Margaret Thatcher, que los conceptos de orden, libertad y saber adquieren una importancia inquebrantable para el florecimiento de una nación. Como afirmó, “El orden es el esqueleto sobre el cual se construye toda civilización”. Sin un orden arraigado, la armonía, el progreso y la eficiencia se desvanecen, dejando espacio para el caos. Allí, donde el orden no impera, disminuye la armonía, el progreso, la eficiencia y la seguridad de todos. El desorden lleva al caos y eso es justamente lo que padecemos actualmente en nuestro país.
La libertad es un concepto que en el Perú muy pocos entienden, siendo la libertad el pilar de cualquier nación civilizada y democrática. En nuestro país hay una tendencia a cuestionar y hostigar a quienes ejercen su personalísimo derecho a la libertad reconocido en las leyes y en nuestra Constitución, antes de señalar a quienes transgreden las normas. Así, cualquiera que desfalca unos buenos miles de millones de dólares al país resulta más “honorable” que quien ejerce su derecho a denunciar al ladrón o a tratar de lograr aquello que la ley le permite. Un país con este tipo de pensamiento jamás saldrá del atraso y solo hará que la corrupción y el abuso se conviertan en una institución nacional, un poder más del Estado y de las empresas, algo subterráneo y asqueroso. Como diría Thatcher “La libertad no es solo un derecho, sino también la posibilidad de vivir de acuerdo con los propios principios”.
El saber impulsa el progreso y el desarrollo de las personas y de las comunidades. El saber incluye conocer los derechos que nos asisten, comprender el mundo que nos rodea y distinguir el bien del mal (algo aparentemente pasado de moda en el Perú). El saber contribuye a que se adopten decisiones informadas y promover soluciones a los desafíos que enfrentamos, contribuyendo al bienestar de la sociedad.
No hay mayor riqueza para un país que vivir en orden, en libertad y promoviendo el saber, como por ejemplo “comprender que el oro, el dinero, el trabajo, las materias primas e incluso los bienes materiales terminados no son riqueza; son elementos necesarios, pero no suficientes para la riqueza. Y confundirlos con la riqueza conduce a error en la búsqueda de este preciado tesoro”, como escribe Raúl Tortolero en PanamPost.
El saber implica poseer conocimientos y habilidades adquiridas, esenciales para la toma de decisiones, desarrollo personal, comunicación efectiva y ponderada, resolución de problemas, participación social y vislumbrar oportunidades. El saber contribuye a la autonomía, adaptabilidad y contribución positiva a la sociedad.
El lema fundacional de “Orden, Libertad y Saber”, proclamado por El Comercio, y tan olvidado, debiera ser hoy la brújula para una nación que aspira a salir del atraso. Esperemos que Boluarte lo haga suyo.
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