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¿Operación ‘Valkiria V’ o plan ‘Chávarry II’?

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Fecha Publicación: 02/12/2023 - 22:10
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Una “bomba nuclear” estalló el último lunes: el principal asesor de la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, fue detenido preliminarmente por pertenecer a una presunta organización criminal que encabezaría la propia titular del Ministerio Público.

Las pruebas del delito, presentadas por el Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción del Poder, entonces a cargo de la fiscal Marita Barreto, son unos chats por WhatsApp, en donde Jaime Villanueva conversa con una congresista, cuya identidad no se conoce, para influir ilegalmente en decisiones claves en el Parlamento (elección de Josué Gutiérrez como defensor del Pueblo, inhabilitación de la exfiscal suprema Zoraida Ávalos y la eventual destitución de los miembros de la Junta Nacional de Justicia), con el fin de favorecer a su exjefa. Ello, a cambio de archivar las investigaciones fiscales que afrontan los parlamentarios.

Ante tremendo “escándalo”, los caviares aparecieron como chacales para exigir la renuncia inmediata de Benavides. Al unísono, todos los medios adictos a la publicidad estatal que, en su momento, les chorreó el lagarto Martín Vizcarra, cuestionaron la permanencia de una fiscal de la Nación sindicada de ser la cabecilla de una supuesta red delincuencial. Vimos, entonces, a la lagarta Ávalos despacharse a sus anchas y exigir su reincorporación a la Fiscalía de la Nación. Fueron, además, los periodistas que repiten como loros lo que el suspendido fiscal Rafael Vela les comparte por migajas por WhatsApp los encargados de elaborar sendos reportajes “fulminantes” que no dejaban duda de que estábamos frente a una “fiscal delincuente”. El muñeco de paja estaba armado.

Sin embargo, una vez que el humo que dejó la bomba se despejó, aparecieron las verdades. Si bien Patricia Benavides archivó una denuncia contra 40 “niños” –la cual, por cierto, fue extrañamente presentada por una ciudadana cualquiera luego de ver un reportaje flojo de Panorama–, ello fue porque Barreto le comunicó que no había información, en sus cuatro despachos, sobre colaboradores que hayan develado que estos parlamentarios recibieron dinero por votar en contra de la interpelación del exministro castillista Juan Silva. La pregunta cae de madura: ¿por qué Barreto usó el archivo de una acusación, que ella misma indujo a que se archivara, como prueba contra la fiscal de la Nación?

En los famosos chats, además, se desliza que la congresista Patricia Chirinos tenía los votos a favor del Bloque Magisterial para inhabilitar a Zoraida Ávalos, pero dicha bancada votó de manera diversa en este caso.

Asimismo, en estas conversaciones, se habla de la elección de Gutiérrez, y la fiscal Barreto ha asumido que eso favorecería a Benavides, dado que el defensor preside la comisión encargada de nombrar a los nuevos miembros de la JNJ. Pero lo cierto es que el defensor del Pueblo solo representa un voto y esta comisión está conformada por las más altas autoridades del país: titulares del PJ, FN, TC, Contraloría, así como por rectores de universidades estatales y privadas.

Sumado a ello, la prensa caviar ha replicado, sin dudar un milímetro, la imputación del “niño” Elvis Vergara acerca de que gente de la Fiscalía se acercó a otros de sus colegas “infantes” para que voten por la inhabilitación de Zoraida Ávalos, a cambio de archivar sus procesos. La votación, no obstante, demuestra que, de los 6 “niños” de Acción Popular, solo 1 votó a favor de destituir a Ávalos.

Al igual como ocurrió con Pedro Chávarry, quien fue obligado a renunciar tras una demoledora campaña mediática, se han difundido irregularmente imágenes de las cámaras de seguridad del Ministerio Público, en donde solo se ve que Patricia Benavides se reúne con su personal de confianza ante la inexorable puesta en marcha de la operación ‘Valkiria V’, que bien podría llamarse plan ‘Chavarry II’, pues tiene como único objetivo que los caviares recuperen el control de la Fiscalía para ajusticiar a sus adversarios políticos. Ya el abogado de Marita Barreto, Luciano López, trazó, inconscientemente, el plan caviar: cae Benavides y asume Pablo Sánchez, peón del inefable Gustavo Gorriti.

Patricia Benavides, cuyo papel fue clave para librarnos del comunistoide Pedro Castillo, no puede rendirse y debe continuar al mando del MP. Lo que sí no debe hacer es cometer torpezas como la de denunciar a la presidenta Dina Boluarte y al premier Alberto Otárola (¿cómo sabía este de la filtración de información del “filósofo” Villanueva?) por las muertes durante las violentas protestas. ¿Acaso ellos ordenaron aniquilar a los vándalos que asolaron una parte del país tras el golpe de Castillo? Todo lo contrario, fueron sumamente dóciles con los delincuentes que tomaron activos críticos e incendiaron instituciones públicas.

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