“Ojo con las encuestas”
Al igual que el diario Expreso, en estas últimas semanas, diversos medios de comunicación hablados, escritos y televisados vienen difundiendo encuestas de opinión pública sobre el sentir ciudadano con relación a una variedad de asuntos o temas que interesan a la población peruana.
Es indudable que el asunto político, actualmente, es el que más interesa e inquieta conocer, por las consecuencias que se derivan de esa realidad.
Pero, no hay que perder de vista, más allá de las opiniones que se puedan tener respecto a la importancia del análisis de la opinión ciudadana a través de las encuestas que, terminan siendo ilustrativas u orientadoras del sentir poblacional.
En ese sentido, los sondeos de opinión pública pueden tener hasta tres objetivos: informar (veraz y con cierta exactitud) sobre la opinión que tiene la ciudadanía con relación a una cuestión en particular; desorientar, cuando existe una intencionalidad desde la difusión de los resultados de causar un efecto en la opinión del común de las personas; y, las que se podrían calificar como neutras, que son las pagadas por la persona o institución que las requiere y que los resultados son útiles para el manejo de decisiones particulares en procura de mejorar su actuación.
Estas previas precisiones son necesarias, en el campo de la política, por cuanto el uso de los resultados que se difunden produce una influencia e inducción en la conducta y comportamiento de la ciudadanía al conocerlo.
De ser efectivamente así, entonces busquémosle el lado positivo a su uso o aplicación. En consecuencia, los índices de estimación del sentir ciudadano deben servir para, por el lado de las autoridades gubernamentales, tanto del Poder Ejecutivo como del Parlamento, sin dejar de considerar a los demás organismos constitucionales, un buen instrumento de medición de los resultados de la gestión de gobierno y, por lo tanto, debe servir para orientar o reorientar el actuar de quienes ejercen el poder político en el Perú.
Asimismo, me permito llamar la atención que las encuestas no deben de considerarse como el único medio o fuente de inspiración para tomar decisiones; pues, ello daría lugar a que las autoridades, en sus diversos niveles, estén pendientes únicamente a los sondeos de opinión pública y no tomen en cuenta las funciones y atribuciones que se les tiene asignadas según el ordenamiento legal que rige su funcionamiento.
Experiencias en las que se ha priorizado, populistamente, lo que la población quiere o desea, ha dado lugar a que en muchas ocasiones se deje de lado lo establecido en la ley o la Constitución, produciendo decisiones de poder que pueden ser legítimas, pero carecen totalmente de legalidad.
Todos los extremos son malos; más aún cuando se trata del manejo de la cosa pública. La administración del Estado, cuya finalidad es el bien común o interés general, requiere que se actúe con criterio, responsabilidad y honestidad.
El Perú y su pueblo reclaman de que, quienes lo gobiernen no se aprovechen de la desinformación ciudadana o del poco conocimiento que pueda tener el común de las personas; pues, de ser así, como lo venimos diciendo hace mucho tiempo, la población peruana no puede convertirse en laboratorio de experimentación, en la que supuestos “experimentados investigadores” terminan por “usarnos” como probetas de sus experimentos, que puede terminar en una gran explosión. Eso es lo que hay que evitar.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.