Oh, ¿y ahora quién podrá defender mi jubilación?

¿No sienten que el tema de las pensiones es un caos? ¿Que no queda claro qué es lo que nos conviene? ¿Que cada vez que van a sacar una reforma nueva, hay advertencias del daño que hará a pesar de que suena contraintuitivo? ¿No creen que sería útil que haya una entidad rectora de todo este asunto que nos dejara en claro qué es lo que nos conviene? Algo así como un BCR, pero específicamente para el tema de las pensiones.
Es más, quizás debamos tener un organismo regulador que se encargue específicamente de las AFP. O mejor aún, de todos los temas financieros. Algo así como un Osiptel, pero que incluya a las AFP, a las aseguradoras y a los bancos. Y que, cada vez que el Congreso quiera hacer cambios a las reglas de alguno de estos mercados, salga y explique lo que conviene. Que exponga los aspectos técnicos, de tal manera que tengamos más claro qué proyecto de ley es bueno y cuál es malo. Que esté por encima del populismo al que nos tiene acostumbrado el Poder Legislativo.
De esa manera, la defensa del modelo económico peruano no estaría enteramente en manos del BCR, lo cual podría cansar a su presidente Julio Velarde. Así, por lo menos en temas financieros, podríamos tener a esta otra institución, cuyo jefe —que quizás podríamos llamar superintendente, para que suene más técnico— podría ser el que se active y dé entrevistas y dé declaraciones cuando se pretenda aprobar, por ejemplo, un octavo retiro que pone en peligro la sostenibilidad del sistema privado de pensiones, del cual depende la jubilación de tanta gente.
Y como se supone que debe ser un organismo técnico, ¿qué les parece si colocamos un curso especializado que deben llevar los que quieren trabajar ahí? Que sea exigente, como lo es el del BCR. Así, los funcionarios que trabajen ahí dominarían las finanzas modernas. Pero, además, que en ese curso les enseñen lo que es una cámara de televisión y lo que es la prensa, de tal manera que no le tengan horror a los medios y, cuando haga falta, no le tengan miedo a salir a la opinión pública a explicar las cosas.
Podríamos ubicar sus oficinas en San Isidro, para que estén cerca del área financiera de Lima. Así no tendrían excusa para no estar enterados de lo que sucede. Si hubiese un quiebre estructural en ese mercado, podrían solamente abrir las ventanas de sus oficinas y enterarse de todo. Y para que no digan que no tienen presupuesto para cumplir con la función de participar de la discusión política cuando haya reformas sobre las AFP, podríamos especificarlo en la ley.
Algún día tendremos un organismo así. Solo nos queda soñar que eventualmente lo crearemos. Podríamos llamarlo SBS, para que su nombre sea de fácil recordación. Por ahora, lamentemos que nadie defiende nuestros fondos de jubilación frente a congresistas populistas, ministros débiles y administradoras de pensiones que se aseguran ganancias.

Por Hans Rothgiesser

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