Oenegés: segundo debut
Acabó la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático COP29, celebrada en Bakú (Azerbaiyán). El acuerdo adoptado compromete a los países ricos a aportar recursos públicos y privados hasta por 1.3 billones de dólares anuales, hasta el año 2035, dizque para “mitigar el cambio climático y compartir los beneficios del auge de las energías limpias (…) aparte de apoyar a los países menos adelantados y pequeños Estados insulares en desarrollo, con disposiciones sobre accesibilidad y transparencia”. Según lo aprobado en la COP29, los flujos financieros provendrán de aquellos mercados de carbono “que cumplan con las normas, hasta llegar a un billón de dólares por año para 2050. Asimismo, existe el potencial de reducir el costo de implementar los planes climáticos nacionales en 250,000 millones de dólares por año. También se ha asegurado una garantía para la plena puesta en funcionamiento del Fondo para Pérdidas y Daños, tan esperado por los países en desarrollo, que incluye a pequeños Estados insulares, a países menos adelantados y a las naciones africanas”.
Cifra colosal, cuyas consecuencias sociales y políticas recién podrán medirse dentro de dos décadas. Porque todo apuntaría a que el común denominador del siguiente festín de trillones de dólares pudiese desembocar en otra malversación financiera. Esta vez, con los recursos que serían transferidos a las cuentas cifradas en paraísos fiscales donde residen las ONG para presuntamente atender la agenda acordada por la COP29. Dinero que, nominalmente, serviría para justificar “el trabajo” que harían las ONG, consistente en infinitos, repetitivos, inútiles informes que acabarían archivados en algún edificio inhóspito; o peor todavía, tirados en un tacho de basura. En todo caso, el comportamiento de las ONG respecto a la agenda del año 2000 —la defensa de los derechos humanos y la evolución del hombre en mujer y viceversa— solo ha servido para enriquecer a sus propietarios y para malparir un “mundo nuevo” pletórico de corrupción, aberraciones, vicios y frustraciones. ¡Hoy la gente no cree en las ONG! Y esta vez constituiría un crimen social dilapidar 1,3 billones (millones de millones) de dólares, dizque “para mitigar el efecto invernadero en los países pobres”.
Analicemos qué pasó a inicios de siglo, cuando florecieron las tristemente célebres ONG. En esa oportunidad, las ONG surgieron como operadoras de la transformación social del mundo, imponiendo la cultura woke o caviar que abarca la consagración del homosexualismo, el matrimonio entre seres del mismo sexo, la transformación de hombres en mujeres y viceversa, etc. Considerando las ingentes cantidades de dinero que hace décadas recibieron las ONG de las fundaciones propiedad de los grandes multimillonarios del orbe para imponernos la llamada evolución del hombre, mañana volverán a recibir otra cuota; esta vez proveniente de los 1.3 millones de millones de dólares que distribuirá el flamante acuerdo de la COP29.
Alucine, amable lector, el poder sociopolítico que cosecharán las ONG disponiendo de esos multimillonarios fondos del COP29 para aplicarlos, se supone, a mitigar el efecto invernadero en los países pobres; sabiendo que las ONG están protegidas por leyes universales que les garantizan impunidad absoluta en países como Perú.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.