Objetivos y fines de la educación
Nuestra carta fundamental establece que la educación promueve el conocimiento, el aprendizaje y la práctica de las humanidades, la ciencia, la técnica, las artes, la educación física y el deporte; prepara para la vida y el trabajo y fomenta la solidaridad. Es deber del Estado promover el desarrollo científico y tecnológico del país.
La formación ética y cívica y la enseñanza de la Constitución y de los derechos humanos son obligatorios en todo el proceso educativo civil o militar; la educación religiosa se imparte con respeto a la libertad de las conciencias. La enseñanza se imparte, en todos sus niveles, con sujeción a los principios constitucionales y a los fines de la correspondiente institución educativa. Los medios de comunicación social deben colaborar con el Estado en la educación y en la formación moral y cultural.
Juan Amos Comenio (Jean Comenius, 1592-1670), sostenía en su Didáctica Magna, escrita en 1627 y publicada en 1632, que todos los niños, hijos de ricos, de nobles y poderosos o de pobres, obreros y campesinos, ya sea que habiten en las grandes ciudades o en la más pequeña aldea, deben poseer el mismo privilegio: recibir instrucción escolar; siglos más tarde, Edgar Faure (1908-1988), en 1972 nos habla en su informe Aprender a ser, elaborado para la UNESCO, acerca de la democratización de la educación.
La educación, en sus inicios, y en la propia constitución de la UNESCO, era entendida como algo destinado a los niños y, en todo caso, a los jóvenes, dejándola al margen del mundo de los adultos; recién cuando se tomó conciencia de que por medio de la educación se podía contribuir a la paz y a la seguridad, estrechando la colaboración entre las naciones a fin de asegurar entre todos los pueblos del mundo, el respeto universal a la justicia, a la ley, a los derechos humanos y a las libertades fundamentales, sin distinción de raza, sexo, idioma o religión, se comprobó que sin el mundo de los adultos esto era impensable; desde entonces y hasta la actualidad no se puede comprender a la labor educativa sin la democratización de la educación y la educación permanente.
Nuestro país, como cualquier país del mundo, tiene dentro de sus prioridades a la educación como un factor para el desarrollo; en la actualidad vivimos en una era eminentemente tecnológica, cuyos protagonistas son los tecnócratas, técnicos, científicos y toda persona cuya actividad profesional y laboral esté íntimamente relacionada con industrias del conocimiento y actividades del pensamiento productivo.
Por tal razón, se debe desplegar un proceso planificado, integrado y participativo de innovación tecnológica, contando con el Estado, con el sector productivo y con la academia; el resultado tangible a mediano plazo será la transformación radical del país gracias al proceso de desarrollo que consecuentemente conllevará, resolviendo los agudos problemas que se padecen en el ámbito social y económico.
Esta titánica tarea presupone, para comenzar, reconceptualizar el quehacer de la academia, el rol del Estado, los deberes y funciones del sector productivo, ante el problema de la innovación tecnológica; cuando la ciencia y la tecnología ocupen el lugar preponderante que tienen en los países llamados desarrollados, podrá el Perú tener la expectativa de que sus problemas sociales y económicos van por la vía segura de la superación.
Los medios de comunicación y la educación tienen una relación compleja y multidimensional que merece la pena revisar. Cuando en los medios de comunicación se habla de educación, o de sistema educativo, generalmente se hace de forma general o abstracta, primando las noticias negativas o sensacionalistas; se publican, también, informaciones simplificadas, referidas a informes, estadísticas o resultados de investigaciones, presentándose tan solo el dato sin entrar en valoraciones, las cuales son dejadas en manos de expertos.
Por otro lado, existen noticias tradicionales que se dan en un momento determinado del año vinculado al calendario escolar (inicio de clases, compra de útiles); últimamente ha causado alarma social el tema del acoso escolar o bullying y su extensión ciberbullying, el mismo que ha llevado hasta el suicidio de estudiantes.
Respecto a las universidades, las últimas noticias han estado referidas al licenciamiento de las mismas y el incremento de las pensiones de enseñanza de las que lograron tal propósito. La valoración que la sociedad tiene del sistema educativo depende de la imagen que del mismo transmiten los medios de comunicación, cumpliéndose una gran verdad: los medios quizá no tienen el poder para transmitir cómo hay que pensar, pero sí logran imponer sobre qué temas hay que pensar. Hasta ahora, en el Perú, los medios de comunicación no han asumido la función educativa que les corresponde.
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