Nuevas formas de criminalidad
Las nuevas tecnologías tienen un lado tenebroso, éstas en manos de personas inescrupulosas constituyen un gran peligro; la delincuencia no se queda rezagada y también actúa en el orbe digital, muchas veces llevan la ventaja respecto a las fuerzas del orden; las tecnologías de la información y la comunicación (TIC’s) han hecho que nuestro mundo sea cada vez más abierto; sin embargo, no todo es bonanza, también acarrea consecuencias no deseadas. El cambio también ha llegado hasta el paradigma mismo del crimen; hace algunos años los hampones usaban cuchillo o pistola, asaltaban buses en las carreteras; ahora, gracias a internet la delincuencia tiene un alcance global y digital, pudiendo -inclusive- apropiarse de las pertenencias de millones de personas, sin límite alguno.
No solo se trata de delitos contra el patrimonio; por ejemplo, no todos los drones son utilizados con fines sanos, pueden servir para espiar o transportar y activar armas de fuego; un robot será agradable si nos ayuda en el trabajo o en las tareas domésticas, pero no si nos persigue disparándonos; se vienen fabricando aviones y submarinos no tripulados para transportar sustancias prohibidas o explosivos; las impresoras 3D pueden imprimir objetos de material diverso: plástico, chocolate, concreto, metal, imaginémonos el uso que podrían darle los malhechores. Las tecnologías avanzan vertiginosamente, ahora tenemos el Internet de las Cosas (Internet of Things – IoT), a diario nos volvemos más dependientes de la tecnología y más conectados a la red de redes, todos nuestros artefactos y herramientas vienen transformándose en tecnologías de información, esto implica seriamente nuestra seguridad, mientras más conectados tengamos nuestros aparatos, mayor vulnerabilidad, ¿qué pasaría si nuestro Internet de las Cosas es hackeado?
En el área de la salud, el propio cuerpo humano viene recibiendo implantes que incorporan tecnologías de la información: marcapasos digitales, implantes cocleares, entre otros, algo que parecía de ciencia ficción ahora es una realidad: ciborgs; en el nivel celular, el ADN es nuestro sistema operativo y como tal podría ser pirateado, el objetivo original es ayudar a la humanidad, pero podría servir también para intereses non sanctus; la biología sintética podría ser utilizada para elaborar narcóticos sintéticos, sin necesidad de vegetales como insumo; con el avance de esta biología y conociendo a los criminales y terroristas, seremos víctimas de biocrímenes en un futuro cercano, con versiones “mejoradas” de virus, creación de pandemias o ataques focalizados hacia un determinado grupo humano.
La ley aplicable, desdichadamente, es nacional y la amenaza es internacional, el control de fronteras sigue siendo tradicional y no podrían hacer frente a estas nuevas amenazas cibernéticas o biológicas; debemos reconocer la valiente tarea del Proyecto de Denuncia de la Corrupción y el Crimen Organizado (Organized Crime and Corruption Reporting Project – OCCRP), quienes vienen haciendo público cómo el crimen organizado y la corrupción vienen arrebatando la vida de millones de personas en el mundo. Observamos que existe una carrera entre personas que usan la tecnología para bien y personas que la usan para el mal; la amenaza es muy grave y debemos estar preparados; no solo debemos confiar en el gobierno, nosotros como ciudadanos tenemos que tomar conciencia de las amenazas y ver cómo podemos colaborar, la tecnología está en nuestras manos, depende de nosotros el uso que le demos. ¡La seguridad es tarea de todos!