Nuestro papa
En nuestro país de las maravillas, donde hasta han publicado una foto —supongo que photoshop, aunque ¿por qué no?— de dos monjitas cargando sus cajas de chelas para celebrar el acontecimiento en Chiclayo, estamos aplaudiendo el nombramiento del primer Papa peruano, Robert Francis Prevost, nacido en Estados Unidos pero nacionalizado en la tierra del ceviche —del cual es hincha— en 2015 y ex vicepresidente de la Conferencia Episcopal de nuestro país.
Al asumir el cargo con el nombre de León XIV, Robert Prevost Martínez —su madre, Mildred Martínez, fue de ascendencia española y profundamente católica— pronunció su discurso en latín, italiano y español, con una mención especial a su grey de Chiclayo. No lo hizo en inglés, y su estandarte recoge en la parte superior central la bandera del Perú, no la de Estados Unidos.
Ha desarrollado su ministerio sacerdotal en la Orden de San Agustín esencialmente en nuestra patria, donde ha residido 23 años, primero como misionero y párroco en Trujillo y Chulucanas entre 1985 y 2000, y luego como obispo y administrador apostólico en Chiclayo entre 2015 y 2023. En Estados Unidos estuvo 8 años en su período formativo y 2 años al dejar el priorato de los agustinos, con residencia en Roma en 2013.
Me he tomado el trabajo de realizar esta breve investigación porque realmente me causó indignación que diferentes revistas y medios internacionales comenzaran a hablar del Papa “americano” cuando, a todas luces, León XIV efectivamente se nacionalizó peruano, no solo por su conversión legal y porque prácticamente ha desarrollado todo su ministerio en nuestra tierra, sino por las evidencias presentadas desde el primer momento al asumir el cargo de Sumo Pontífice, que acabo de reseñar.
Es ciertamente simbólico que haya adoptado el nombre de León XIV como clara referencia a su antecesor, el gran Papa León XIII, autor de la encíclica Rerum Novarum, que es la piedra angular de la Doctrina Social de la Iglesia y que, entre otros temas, defiende los derechos de los trabajadores, así como el derecho a la propiedad privada, rechaza el comunismo y el capitalismo salvaje, y aboga por la justicia social.
Espero que León XIV honre la memoria de su antecesor y desarrolle un papado firme en los principios de una iglesia moderna, que impulse una indispensable renovación y el fin de la era de abusos e impunidad que tanto daño le ha hecho al catolicismo, así como —habiendo estado a cargo del Dicasterio para los Obispos— sepa depurar y elegir a los mensajeros de la fe.
(*) Presidente del Consejo por La Paz
Presidente de Perú Acción
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