Nuestra inseguridad ciudadana
El Perú nunca se caracterizó por ser un país con gran seguridad ciudadana. Pero es obvio que la delincuencia llegó al paroxismo en el régimen de Dina Boluarte y la situación es desesperante. Es obvio también que la mandataria no es la causante de esta peste criminal. Sin embargo, al presidir el gobierno, todos los reflectores se concentran en su gestión, calificándola de pésima para abajo. De nada sirve que el manejo de la economía sea positivo. Un crecimiento de 3 % para el 2024 es más que auspicioso y uno de los mejores de la región. Desgraciadamente, la bonanza económica se limita por la delincuencia, no funcionan las cuerdas separadas. La extorsión se convirtió en el delito más extendido, por el cual han salido a protestar comerciantes de mercados y un sector del transporte público que paralizó este 23 de octubre. El paro no fue contundente ni nacional, aunque los colegiales no asistieron a las escuelas, recibiendo clases virtuales o en algunos casos simplemente se suspendieron.
El jueves pasado mataron a ocho personas. Esto refuerza nuestro terror y espanto, incrementando la sensación de que no se hace nada por detener al hampa, cuando no es cierto. Ocurre que el desborde delincuencial es tal que será muy difícil recobrar algo de seguridad. Le tocó difícil a Boluarte. Con Pedro Castillo, de su partido, no hubo ni gran pánico ni tenaz protesta. Tampoco vimos tanta obstrucción de parte de la Fiscalía y el Poder Judicial en el combate contra el denominado terrorismo urbano. Están enfrascados en una lucha política para traerse abajo el gobierno. Sueltan a delincuentes, se niegan a respetar las leyes, no se suman, están en otra. Ahora un sector de transportistas, al parecer ‘vizcarristas’, amenaza con parar durante la APEC si no se deroga la ley que modificó la ley de crimen organizado. Insisten en la vacancia presidencial y, aunque no procederá, ya encontró eco en el Congreso, entre las bancadas que impulsan la paralización en el valle del Tambo contra Tía María.
En medio de este zafarrancho caótico, el torpe gobierno de Boluarte anuncia a través del Ministro de Transporte que publicará un Decreto Secreto para prohibir que viajen dos personas en una moto, en zonas bajo estado de emergencia. Transportes parió un ratón. ¿Alguien en su sano juicio piensa que esa tonta medida detendrá la extorsión y la delincuencia? Es una iniciativa que no ha funcionado en otros lugares, que vuelve a la discusión cada cierto período, que quita tiempo y desvía del combate efectivo contra la criminalidad. Más efectivo sería que la Policía informe las razones de los asesinatos que ocurren diariamente. Anteayer murieron tres integrantes de una familia en Huaycán. La policía sostiene que fue una pelea entre vecinos, al igual que el asesinato del profesor fue producto de una disputa familiar.
Lamentablemente, el ministro del Interior y los altos mandos policiales han enmudecido luego de la detención de Iván Quispe Palomino, exageradamente criticada por la prensa. Más aún tratándose de una familia de terroristas. Pero fue como si detuvieran a sor Teresa de Calcuta. Queda claro que si se politiza la lucha contra la delincuencia y si no hay sinergia entre los sectores concernidos no habrá seguridad ciudadana y el crimen prosperará. Difícil salir de este desestabilizador embrollo.
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