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Nos empujan al precipicio

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Fecha Publicación: 07/05/2019 - 22:20
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El premier-actor Salvador del Solar debe haberse solazado enviando a los peruanos este mensaje –vía Twitter– digno del más académico estilo rocambolesco: “Estamos trabajando esta nueva manera de organizarnos porque descentralizar es mejorar el trabajo desde el territorio, con la articulación que se necesita.” Sencillamente divino. Y asimismo repasemos el mensaje que retransmite un pugnaz hombre de prensa, como es Plinio Esquinarila: “No entiendo por qué contratos generados a la sombra del pago de coimas para ser conseguidos y encima sobrevalorados, no pueden ser renegociados o anulados. Se debería armar un equipo de abogados para renegociarlos al amparo de la ley y de las cláusulas anticorrupción que increíblemente existen en los propios contratos y que la Fiscalía extrañamente no ve....”.

Respecto a este último comentario es evidente que el proceso Lava Jato ha sacado al fresco una peligrosísima realidad: la asimetría con la que tratan los casos las fiscalías a cargo de Rafael Vela Barba y Domingo Pérez. A los imputados ajenos a la progresía marxista –que inconstitucionalmente administra el poder– se los encausa inmediata y draconianamente; en tanto ocurre todo lo contrario con aquellos amiguetes del marxismo reciclado que, en coordinación con una camarilla de jueces parcializados, manipula al régimen vizcarrino a pesar de que este mantiene una sospechosa vínculación con el grupo periodístico ligado a Graña y Montero. En pocas palabras, este politizado equipo de justicia mediática tiene embobada a mucha gente ignorante que aplaude el circo de detenciones provisionales, sin pensar que puede ser la siguiente víctima. Sin embargo las empresas corrompedoras Odebrecht, OAS, Graña y Montero, etc., nunca han sido intervenidas ni demandadas, aparte de continuar contratando con el Estado. En este aspecto encaja la mortificación que expresa Esquinarila. Una preocupación realzada por la temeridad que generase Kuczynski al no anular esos contratos sobrevalorados y tramposos de Odebrecht, OAS, etc., fruto de sobornos pagados por esas empresas corrompedoras –jamás procesadas– que siguen trabajando con el Estado después del destape del affaire Lava Jato. Por supuesto Toledo, Villarán, Townsend y Glave tampoco están enjaulados. Característico de sociedades con gente descastada y chantajista.

Sobre Del Solar, mejor encomendémonos al Señor por tenerlo como presidente del Consejo de Ministros. Lo primero y único que se le conoce como tal es la bomba de relojería que ha instalado en las comunidades altoandinas, al trasladar de Lima al Cusco a los abogados de los comuneros para que un magistrado local –previamente “conversado”– libere a estos imputados por la Fiscalía de exaltar a los fuerabambinos a cometer crímenes flagrantes, como la toma de carreteras y extorsionar a la empresa operadora del asiento minero Las Bambas. Gracias a semejante disparate, cundirá el mal ejemplo. En otras palabras, Del Solar posee una incapacidad temeraria que lo ha llevado a intentar zanjar un asunto regional, convirtiéndolo en un problema nacional de magnitud tectónica. En suma, a claudicar frente a la amenaza del uso de la fuerza por los comuneros, cuando su obligación como autoridad estriba en asegurar que el uso de la fuerza sea ejercido, exclusivamente, por el Estado.