ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Nos amenaza una nueva crisis migratoria

Imagen
Fecha Publicación: 09/09/2024 - 22:50
Escucha esta nota

Debemos actuar con urgencia para afrontar una literal avalancha migratoria en los frentes norte y sur. Ya están llegando a nuestro territorio una nueva ola de venezolanos en condición irregular y un contingente enorme de bolivianos que migran sin orden ni concierto.
El fraude electoral y el endurecimiento de la dictadura de Maduro se traducen en un agravamiento de la crisis de Venezuela hasta extremos nunca antes vistos. Ejemplo de ello son el racionamiento de la electricidad por períodos de día entero y la persecución policial y de bandas paramilitares contra los opositores.
Si a eso se suma el exilio en España del ganador de las elecciones, Edmundo González, el conflicto social se radicalizará aún más y, por ello, la migración desesperada será nuevamente la alternativa para los más pobres.
Ya hay ocho millones de refugiados venezolanos y se calcula que están saliendo otros dos millones. En nuestro país hay más de un millón ochocientos mil que llegaron en oleadas sucesivas desde el 2016 cuando irresponsablemente Kuczynski declaró política de fronteras abiertas; y ahora podrían buscar refugio un millón de venezolanos adicionales.
Tal volumen de migrantes, establecidos sobre todo en Lima y las ciudades costeras, es imposible de asimilar; nuestra economía está en declive y la inseguridad ciudadana –acicateada precisamente por bandas transnacionales venezolanas– está colapsando. El gobierno es incapaz de afrontar este problema y no ha cumplido ni siquiera con expulsar a los delincuentes, de modo que se vienen tiempos muy difíciles y violentos.
Entre tanto, la quiebra del demagógico socialismo boliviano, signada por el agotamiento de sus reservas de gas y la imposibilidad de acceder a los dólares en reemplazo de un peso totalmente devaluado, impacta también en la migración: un millón de bolivianos se aprestan a entrar al Perú y otro tanto al norte de Chile y Argentina. Ese flujo humano es inasimilable y contribuirá a las tensiones tanto con el inamistoso gobierno de La Paz, cuanto a incrementar el supremacismo y secesionismo aimara. Y frente a esto el gobierno tampoco tiene una política establecida porque inclusive las voces que piden cerrar las fronteras no conocen que en el norte y el sur apenas un décimo de los pasos fronterizos tienen vigilancia policial. De modo, pues, que estamos frente a una crisis política, social, humanitaria y de seguridad frente a la cual casi nadie habla, metiendo, como el avestruz, la cabeza en la tierra. Muy peligroso.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookXInstagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.