No se pueden analizar los teléfonos de Alan García porque no se puede defender

Hay quienes tienen la desfachatez de utilizar la ley para lograr ingresar a las intimidades de un fallecido que ha desempeñado una carrera pública, como la política, durante la cual ha tenido que tomar miles de decisiones que deben ser justificadas porque muchas de las cuales han sido tomadas en momentos que obligaron a la persona que las tomó a decidir por la menos mala. En el caso que se menciona, cualquier de las decisiones es criticable porque la menos mala también es mala, lo que la hace difícil de defender por aquellos que no fueron los que las tomaron.
Por lo anterior, tiene importancia la doctrina que determina el actuar de los políticos porque cuando ellos ya no estén en la tierra se puede criticar o defender su doctrina de manera que se pueda justificar, o no, la decisión tomada. Si su doctrina es buena, la decisión tomada debe ser analizada de forma diferente al análisis que se hace si su doctrina es mala.
Para ser más claro, voy a poner el ejemplo del 33° presidente de los EEUU, Harry S. Truman que fue el que decidió lanzar la bomba atómica en el 6 de agosto de 1945 y 3 días después el 9. No cabe duda que la decisión de Harry Truman fue tomada durante un momento muy difícil porque Japón no se rendía y los soldados norteamericanos seguían muriendo en el frente de batalla. Mientras que Truman vivía muchos lo criticaron, pero después que murió no se escucha críticas porque serían injustas, porque si bien es cierto que la decisión de Truman fue mala, pero fue la menos mala porque salvo la vida a muchos soldados norteamericanos
Los peruanos tenemos la mala costumbre de criticar a nuestros muertos, razón por la cual, creo yo, solo tenemos dos prohombres que si se les critica, queda mal el que lo hace: ellos son nuestro Héroe Miguel Grau y el político Víctor Raúl Haya de la Torre.
Sin embargo, nuestra historia nos permite creer que tenemos muchos más prohombres, pero no creo conveniente que CONTUNDENTE REALIDAD diga sus nombres porque hacerlo invitaría a que se les critique porque todos hemos estado en una situación en la cual tenemos que tomar la decisión menos mala, pero mala después de todo.
Lo anterior es lo que obliga a esta columna a no criticar a quienes han desempeñado un cargo público, pero sí opinar, con mucho respeto, sobre su doctrina

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