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No regodearse de la muerte

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Fecha Publicación: 30/09/2023 - 22:10
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Cuánto odio puede haber en el corazón de una persona que mezcla la política con la muerte de un ser humano, máxime si ésta se da en circunstancias trágicas, inesperadas y con la sensación de frustración de haberse podido evitar, me refiero a los mensajes poco empáticos y hasta con ribetes de odio en las redes sociales ante el súbito fallecimiento de quien fuera vicepresidente del Congreso de la República y parlamentario Hernando “Nano” Guerra García (60) acaecido en la provincia de Islay, departamento de Arequipa.

Es sabido que el Perú atraviesa por una extrema polarización que ha dividido a los ciudadanos en adeptos de derechas e izquierdas sin aceptarse puntos medios y tal situación por momentos pareciera escaparse de las manos, llegando a estadios de ira, animadversión entre conciudadanos, que no distingue inclusive lazos familiares ni amicales, ni el respeto a las autoridades, produciendo distanciamientos y minando la solidaridad que como seres humanos nunca debemos perder, aquella que sale a relucir precisamente en los momentos de inoportunidad, de duelo, de tragedias, del prójimo; ya si nos nace sobrellevar las cargas los unos de los otros, por lo menos guardemos respeto por el dolor de los demás, abstengámonos de decir palabras hirientes que se clavan como banderillas en los deudos y amigos del caído en desgracia o como en este caso, una fallecido, un ser humano al fin como los somos todos, más allá de los cargos políticos, eso nos diferencia de los animales, la misericordia.

Son de rechazar los comentarios desafortunados que comparan una muerte con otra, como si ésta nos llegase a todos tarde o temprano, como si unas fuesen más dolidas que otras, contrastan la de los fallecidos durante la pandemia del covid19 a falta de oxígeno, la de dirigentes comunales, etc., todas los cuales, incluida la del extinto Guerra García, tienen como común denominador un fallido Sistema de Salud, cuya precariedad terminó por matarlos.

La ausencia del Estado al interior del país ha salido a relucir nuevamente, no quisiera exagerar, pero estimo que al menos en el sector salud el Proceso de Regionalización ha fracasado, el que se iniciara allá por 1987 con la famosa Ley de Bases de la Regionalización del Perú, está claro que a lo largo de estos años las autoridades Subnacionales no estuvieron ni están en la capacidad de gobernar, de hacer gestión territorialmente, salvo honrosas excepciones, en tanto que el Gobierno Nacional tampoco ha desplegado los esfuerzos necesarios para adiestrarlos en sus nuevas funciones y responsabilidades.

Mucho me temo que pasado los días de duelo y de la indignación por el insuficiente Sistema de Salud que tenemos, nada cambiara en el Perú, más importante es marcar territorio entre poderes del Estado o mal utilizar su presupuesto en repartijas políticas o compadrazgos.

Y en cuanto a lo que hay en nuestro corazón, hagamos ejercicio de templanza para no ofender, no regodearnos de la muerte de nadie, máxime si quien fallece no constituyó un peligro para la sociedad, mostremos nobleza a los ojos de nuestros hijos que nos miran con atención, lejos esté para nosotros tornarnos en un país sin afecto natural, no perdamos nunca la compasión y la misericordia, aunque la vida no nos haya dado el mismo trato.

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