No puede ser odio, tiene que ser estrategia política
Todo indica que los caviares nacionales e internacionales quieren hacer con el ingeniero Alberto Fujimori Fujimori algo que no tiene nombre, porque buscan quitarle la libertad a un peruano con el fin de asustar a cualquier otro político para evitar que pretenda ser un presidente que gane la guerra al terrorismo como Alberto Fujimori la venció y al hacerlo, puso en su sitio a la caviaratizada de izquierda peruana.
Un grupo de extranjeros, enemigos de la democracia peruana, agrupados en lo que se conoce como la Corte Internacional de Derechos Humanos (CIDH), pretenden que sus fallos tengan más peso que las sentencias de nuestro Tribunal Constitucional, sin importarles que para hacerlo tengan que poner en efecto normas que no son conocidas por nosotros los peruanos, de manera que estos caviares extranjeros pretenden poder privar de la libertad a peruanos por faltar a normas que solo ellos (los caviares extranjeros) conocen y lo que es peor, que solo ellos interpretan.
El reputado jurista peruano, Enrique Ghersi, sostiene que el ingeniero Alberto Fujimori Fujimori no ha sido correctamente condenado por delitos de lesa humanidad porque ese delito no estaba regulado ni reconocido, en el Perú, cuando se le condenó. Asimismo, el 3 de noviembre del año 1991, en Barrios Altos, se había disparado contra 15 personas confundidas con personas vinculadas con el terrorismo. Si es que los mataron por un error que se cometió en el momento no puede haber sido Fujimori el que ordenó que los maten.
Los secuestros de Samuel Dyer Ampudia y de Gustavo Gorriti deben ser analizados. La familia Dyer Ampudia son dueños de CONDEINCA, CAMPOSOL y otras empresas importantes. En 1992, Samuel Dyer Ampudia era un conocido empresario de la selva, “propietario de una fábrica de calaminas”, lo que le permitía enviar carga de la costa a la selva. Dyer fue detenido el 27 de julio de 1992, durante su detención se le dio trato de detenido durante un conflicto como el terrorismo.
Aparte de los maltratos recibidos inicialmente, el detenido no sufrió otros actos contra su persona. Tampoco le solicitaron dinero ni fue extorsionado. Por el contrario, Samuel Dyer sostiene que los efectivos militares colaboraron para que pudiera fugar de su encierro, lo que sucedió alrededor del 5 de agosto. Dyer Estuvo detenido 10 días y Gorriti menos de 48 horas.
Por lo anterior las circunstancias hacen que el indulto a Fujimori fuera apropiado y obliga a los peruanos a pedir disculpas a quienes tuvieron que ser dañados, maltratados o recibir sanciones para ganarle al terrorismo.
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