No le queda otra a D. Boluarte
He dejado clara mi opinión respecto a quien hoy ocupa el cargo de presidente de la República luego de que P. Castillo fue sancionado con la vacancia prevista en la Constitución Política vigente, por delitos flagrantes que siguen su curso penal.
D. Boluarte no solo fue mantenida indebidamente en la plancha presidencial de Perú Libre para sostener la candidatura del “prosor”, que ya había perdido al segundo vicepresidente, sino que fue ministra de Estado desde el inicio y hasta dos semanas antes del golpe de Estado de Castillo. Era inamovible pese a los más de ochenta cambios ministeriales en cuatro de los cinco gabinetes que tuvo el mal chotano. Boluarte ministra gastó miles de millones de soles del presupuesto nacional en rubros que la Contraloría debe fiscalizar en su legalidad y la opinión pública en su eficacia. No tenemos noticia de los gastos que ha generado en su despacho vicepresidencial. Hasta dos días antes del 07 de diciembre, Boluarte vociferaba (sin eufemismos) defendiendo a Castillo y amenzando con renunciar a la vicepresidencia de la República si su líder era vacado.
Por esas cosas de la vida, que no son extrañas, producida la vacancia Boluarte no cumple con su anunciada renuncia sino que, por el contrario, expresa inmediatamente su voluntad de ser parte de la llamada sucesión presidencial contemplada en el Art. 115 de nuestra Carta Fundamental. Entusiasta, asume el cargo y sin bien durante los primeros días dejó que se enseñoreara sin ninguna posición la asonada extremista que tenía preparada Castillo, y hasta llegó al extremo de amenazar con represalias a los policías que “habían desobedecido sus órdenes de enfrentar sin armas” a los delincuentes violentistas, luego enmienda y parece entender que el Estado tiene por deber primordial (Art. 44 de la Constitución), además de protegerse a sí mismo como sociedad políticamente organizada, el de proteger a la población de las amenazas contra su seguridad.
Pienso que esta enmienda no obedece a personal convicción –al final Boluarte es la otra cara de la moneda Castillo-Conare-Movadef-Sendero Luminoso- sino más bien a una exigencia moral e institucional de nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional, que junto a la población que vivió la agresión del terrorismo hace varias décadas, prontamente entendieron que ese monstruo volvía a atacar.
Negados los defensores de Castillo en el Congreso a toda posibilidad de adelantar elecciones, coincidiendo con otros que solo se aferran al cargo, Boluarte no tiene más alternativa que arrear con solvencia el caballo sobre el cual está montada o bajarse de él.
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