No hay inundación, solo agua estancada…
Estancado está el Perú con tanta demostración de incapacidad para ejercer funciones de gobierno para paliar el sufrimiento de toda la población peruana, en vez de actuar como si la política solo sirve para perseguir a los adversarios hasta destruirlos, utilizando un aparato fiscal de incondicionales funcionarios que hacen muy bien su trabajo discriminador olvidando el sagrado principio de igualdad ante la ley y que, a igual razón, igual derecho. O se persigue a todos por igual y el presidente actúa también con igual energía contra cualquiera de sus ministros sin mostrar sospechosas inclinaciones protectoras hacia algunos o simplemente este juego del gato y el ratón, siendo circular, terminará devorándolos a todos.
La incapacidad está a la vista de todos. No hay ningún logro significativo del gobierno en el plano de la gestión y administración de recursos y menos en la eficacia de inversiones públicas o en la dinámica inversión privada que toda economía espera y que aquí no llega, pero con una vocación de endeudamiento para obtener fondos que nadie sabe para qué sirven.
El caso de las penurias que sufren los pobladores del norte del país durante las lluvias del verano, así como los que moran en los parajes de la sierra y de la selva, se repiten año tras año y los efectos destructivos de la naturaleza provocan declaraciones de emergencia que ya dan hasta risa sino fuera por la gravedad del daño ocasionado y la nula capacidad de respuesta del aparato estatal.
El ejemplo de Piura basta para graficar la ineptitud de muchos. Tantos fenómenos naturales han golpeado a dicha ciudad, recordando las inundaciones por lluvias o por desbordes de ríos y quebradas, especialmente desde 1983 hasta las últimas que han generado un denominado proyecto de reconstrucción con cambios.
Se conoce el volumen de agua, poca o mucha, que puede hacer colapsar los sistemas de drenaje de la ciudad; y, sin embargo, los drenajes siguen siendo diminutos o inexistentes, tanto que cualquier clase de lluvia convierte a la ciudad en un pantano, con zancudos, moscas y demás bichos que provocan severas epidemias. En la selva y la sierra los problemas de drenaje han sido solucionados y el agua ya no se empoza en ningún lado, pero en Piura no, y sigue siendo el pantano de costumbre por estas fechas.
Nada cambia y sobre lo destruido se construye lo que al siguiente año volverá a ser destruido. No obstante, a alguien del gobierno se le ha ocurrido hacernos creer que la lluvia no inunda, que solo empoza el agua y habría que esperar a que salga el sol para que la evapore, en vez de explicarnos la razón por la cual no hay drenajes adecuados. Dios nos libre de todo mal en el año que viene. Amén.