No hay gobierno. Tampoco oposición

El Gobierno de Boluarte no representa ninguna idea fuerza con naturaleza social. No hay rumbo ni mayores reformas y menos obras que mostrar. Todo marcha con una suerte de piloto automático bastante mediocre. Sin grandes lineamientos entonces todos los que se acercan a la administración de aquella que le gusta lucir relojes de alta gama lo hacen movidos únicamente por ganar algo para sí mismos o para pequeñas camarillas. Cualquier potencial refuerzo entonces estaría únicamente basado en el arribismo o la desesperación por gozar de honores y privilegios. No hay gobierno. Ésto lo vemos en el tema de la seguridad ciudadana, en el descuido de los sectores productivos populares, en el abandono de la agenda social postergada del pais.

Aunado a ello la sospecha de que la corrupción es parte recurrente en los ministerios incrementa a toda máquina. Para colmo los voceros oficiosos o entusiastas del Gobierno cometen tales yerros que flaco favor le hacen a Boluarte, es el caso claro de Hania Pérez de Cuéllar y de Morgan Quero. Adrianzén para todo efecto práctico no existe, al punto que han nombrado un “vocero presidencial” cuando, ante el silencio poco democrático de la presidente, el llamado a dar la cara por la actual administración debía ser el Primer Ministro.

Frente a este panorama lo deseable sería que el Congreso esté realizando un trabajo de elaboración de leyes con fondo social que ayuden a liberar las fuerzas productivas populares nacionales y que además fiscalice con persistencia los tropiezos o graves errores del Ejecutivo, llevando a cabo interpelaciones y censuras estratégicas. Sin embargo, nada de esto ocurre.

Tenemos un Legislativo que básicamente se ha dedicado a generarse un marco normativo favorable para permitir la postulación de sus actuales miembros al Senado y que además se incrementa sin criterio ni tino su presupuesto y sus ventajas. Un Parlamento además que ha entrado en un populismo legislativo sin control y que los pocos temas de fondo que toca lo hace sin criterio técnico o maquillando injusticias sin soluciones potentes, actuando solo para la tribuna, como en el caso del asunto de las pensiones o en el de los medicamentos.

Es por ello que en la reciente encuesta publicada por IPSOS la percepción de que López Aliaga, Keiko y Acuña son aliados de Boluarte es alta. Y es que sus bancadas y voceros usualmente o defienden al Gobierno en nombre de la estabilidad o callan frente a sus evidentes torpezas. Veo el caso de Acuña aún más clamoroso, pues diría que con APP la presidenta está llevando a cabo casi un cogobierno. La cartera de Salud está en manos de los Acuña, por ejemplo, y ya vemos cómo está la salud pública en el país. Y parece que es el grupo con mayores posibilidades de colocar el próximo presidente del Congreso. Por tanto, no hay oposición tampoco y ello abre la puerta a que en el 2026 los populismos poco democráticos puedan tener chances para pasar a segunda vuelta.

Apunte final sobre Boluarte: veremos en los próximos días si el tan famoso viaje a China -socio comercial más importante del país- traerá cosas concretas en cuanto a inversión y proyectos. Tener un acercamiento importante a los asiáticos es clave, sin embargo, despierta dudas de si Boluarte, y varios ministros que se treparon al avión a última hora sean un buen equipo para saber tratar con el capital que podría venir al país a generar empleo. Creo que los viajeros no están en condiciones de hacerlo ni con los chinos, ni con los europeos ni con los norteamericanos; ya que piensen en India o Indonesia sería pedirles demasiado.

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