No es hora de dialogar
El Gobierno ha prorrogado por 90 días el estado de emergencia en Puno, lo cual es correcto pero insuficiente. Informes de inteligencia abierta advierten que desde fines de junio hasta fiestas patrias habrá una nueva embestida de la subversión terrorista bajo el lema de la “Tercera toma de Lima”.
Las organizaciones que propugnan la violencia son, todas, vinculadas a Sendero Luminoso mediante el Movadef y el Fudep. Además, las convocatorias para el paro macro regional sur que se anuncia para fin de este mes cuentan con la convocatoria de personajes perversos como Verónika Mendoza y compañía.
Coincidentemente varias emisoras de radio bolivianas que transmiten en el altiplano, así como medios ilegales de la llamada “prensa alternativa”, están azuzando a las comunidades para atacar a diversas empresas mineras.
Asimismo los organizadores de las manifestaciones subversivas están reclutando a mujeres con niños y ancianos para lograr más efecto publicitario internacional; y se han cursado invitaciones a periodistas europeos y norteamericanos para que vengan al Perú en los días de crisis.
También algunos cabecillas están de gira internacional en foros orientados a calentar el ambiente sedicioso y a difundir las infamias publicadas por la CIDH y Amnistía Internacional. Todo esto en un contexto en el que el Foro de Sao Paulo relanza el proyecto del Unasur, en tanto los antiperuanos López Obrador y Petro acentúan sus ataques contra el gobierno de Boluarte.
Además se ha tomado nota del reagrupamiento de los violentistas de la banda “ponchos rojos”, la intensificación del tráfico de armas ligeras y municiones en la zona de frontera; y la llegada de una brigada de 65 militares venezolanos estacionados en la zona de Titina, a orillas del lago Titicaca, cerca de un campo de comandos aerotransportados del ejército boliviano. Esa movida hostil amparada en la retórica de que es una “respuesta” al ingreso al Perú de unos 1,400 soldados norteamericanos para un simple y rutinario ejercicio compartido con nuestras FF. AA.
Con esta información el Ejecutivo debe tomar todas las medidas preventivas urgentes, incluyendo la autorización sin reservas para que nuestros policías y militares usen sus armas de reglamento frente al terrorismo; y dar el paso inicial para denunciar el tratado que nos vincula con un sistema interamericano de derechos humanos desquiciado y enemigo del Perú. Esta no es hora de dialogar con la subversión, es momento de reprimir con energía cualquier intento de desestabilización política y separatismo del sagrado territorio nacional.
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