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«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud»
Queridos hermanos:
Estamos en el Domingo sexto del Tiempo Ordinario. La primera Palabra que nos da la Iglesia es del libro de Eclesiástico donde se nos presentan dos caminos: “el fuego y el agua”. Dios nos llama a la libertad que llega a su plenitud guardando los mandamientos: 10 Palabras que nos muestran el camino hacia Dios. Grande es la sabiduría del Señor, ¿qué es la sabiduría? Saborear la verdad, la felicidad que nos ofrece Jesús. También el salmo 118 nos invita a lo mismo: “Dichoso el que camina en la voluntad del Señor”. Hermanos sigamos el camino de la Vida, que son estas 10 Palabras.
La segunda Palabra que nos ofrece la Iglesia es de San Pablo a los Corintios que nos viene a decir cuál es la verdadera sabiduría: la sabiduría de la Cruz, que no es de este mundo, es una sabiduría que viene del cielo, que toca la escatología, es decir, la parusía. Jesús sabía a dónde iba, a sacrificar su yo, su sangre, su persona; para darnos la sabiduría de la cruz gratuitamente, sin pretensiones, sin esperar nada de nosotros. Cristo toma la iniciativa y nos ofrece la Vida Eterna a cambio de nuestros pecados.
En el Evangelio de San Mateo, Dios inscribe en el corazón del hombre el sermón de la montaña como un don gratuito. Estas 10 Palabras que se habían pronunciado en el antiguo testamento, Cristo las lleva a plenitud y las inscribe en nuestros corazones para que, con la ayuda de su Espíritu Santo, se puedan llevar a cumplimiento. No es un moralismo, es gratuidad. ¿Qué vemos hoy en nuestra sociedad? Estamos matando con el aborto, con la eutanasia.
La política se ha convertido en dos bandos que se atacan constantemente. El Señor nos llama hoy a tener el Espíritu de Jesús, que nos reconcilió con Él en la sabiduría de la cruz. Por eso, antes de ir a Misa y de comulgar, reconcíliate con el que tiene contra ti algo. Con el Sermón del Monte el Señor nos invita a combatir y nos muestra la Vida Eterna aquí en la tierra.
Ánimo, hermanos, este Sermón del monte, esta Carta Magna del Reino de los Cielos, es un regalo de Dios al hombre. Apoyados en Él, esta generación verá su cumplimiento.
Que la bendición de Dios todopoderoso esté con todos vosotros y vuestras familias.