No al Narco-Gabinete

En el editorial anterior del portal Web de opinión política “Punto de Encuentro” se esbozaba qué es un Estado Narco por la fundada razón que creemos que esa es la perspectiva del tipo de “Régimen” político que plantea el Gobierno de Castillo, aún más con su estrenado ministro del Interior, Barranzuela; ministro que hablaba abiertamente de la no erradicación y de romper el acuerdo de cooperación con la DEA.

Este proyecto de régimen “se encuentra influenciado de manera importante por el poder y las riquezas del narcotráfico, cuyos dirigentes desempeñan simultáneamente cargos como funcionarios gubernamentales y miembros de las redes del tráfico de drogas narcóticas ilegales, amparados por sus potestades legales”.

Esa es la actual y más real amenaza para la sociedad peruana. No es sólo un comunismo trasnochado y arqueológico que representa Cerrón y sus fieles de “Perú Libre”, o su versión senderista más paleolítica y radical, representada por el mismo Pedro Castillo. A estos peligros que provienen de las mentalidades autoritarias, se suma una amenaza o problema mayor que contiene y dirige la anterior: el Narcotráfico y su enquistamiento en el Estado. En el Perú, los intereses del narcotráfico dirigen los intereses de las versiones políticas de la izquierda pro bolivariana.

Este es un fenómeno continental que encuentra expresiones concretas en Bolivia, Venezuela, Colombia e incluso podemos encontrar referencias a la Cuba castrista. Hoy el Perú podría empezar a entrar a esa oscura noche.

En ese marco, el Gabinete que preside la Señora Vásquez es el inicio del proceso de contaminar las altas instancias del Estado peruano con funcionarios vinculados a los oscuros intereses del narcotráfico, especialmente vía Barranzuela.

Pero los ministros vinculados al narcotráfico, sólo son la punta de lanza de un inmenso iceberg presidido por el propio Presidente Castillo. Por ello, no es trivial preguntarse si estos mediocres personajes actúan por su cuenta o son en verdad títeres y marionetas de intereses criminales mayores, incluso más allá de las fronteras peruanas.

Y una vez más, como siempre, como ha ocurrido con el ex Presidente -y procesado en más de 50 causas penales- Martín Vizcarra por ejemplo (que hasta ahora nadie se explica por qué no está detenido por los innumerables casos con testigos y pruebas que hay en su contra) el Parlamento Nacional es el último bastión de la representación nacional, de la democracia, de la libertad, y también del enfrentamiento al imperio político de la cocaína y del terrorismo. El país democrático, emprendedor y decente tiene en la mayoría del Parlamento la expresión genuina de sus valores e intereses.

El NarcoGabinete Vásquez no debe recibir la confianza del Parlamento Nacional. Mucho menos un reciente pedido de delegación de facultades legislativas. Darles eso sería como poner una ametralladora en las manos de un condenado por genocidio.

El Congreso debe ser el espacio político desde el cual se ponga freno a las políticas de liberación de la erradicación del cultivo ilegal de la coca. El Congreso Nacional expresa hoy la salvación de la patria y de la democracia ante el peligro de entrar.

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