¡No al adelanto de elecciones en medio de la violencia!

Adelantar las elecciones generales en este clima de violencia es un disparate. De ceder ante el chantaje de los vándalos, los eventuales candidatos presidenciales y congresales no podrían hacer campaña, porque serían apedreados en las regiones sureñas que se han convertido en tierra de nadie. ¡Ni siquiera los legisladores de estas regiones pueden viajar a estas por temor a ser masacrados! Incluso, un gobernador regional tuvo que usar un arma de fuego para botar a los vándalos que pretendían quemar su vivienda (¡con su familia adentro!).

Además, los neoterroristas no dudarán en quemar ánforas, como ya lo hicieron antes en Chuschi (Ayacucho).

El anticipo de comicios solo es un pedido de los revoltosos, quienes también reclaman la renuncia de Dina Boluarte, el cierre del Parlamento, la instalación de una Asamblea Constituyente (pese a que no saben qué es) que redacte una nueva Constitución y hasta la excarcelación del golpista Pedro Castillo. Así, de aceptar alguno de sus caprichos, los bárbaros buscarán que se aprueben los demás. ¿Acaso dejarán de causar terror si se adelantan las elecciones? Los que afirman que “sí” solo lo hacen porque ya se cansaron de comer menú y quieren postular para recuperar las gollerías de las que disfrutaron durante varios años.

Es por ello que la presidenta no puede seguir solicitando diálogo con los enemigos de la patria. Al ser la jefa de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, Boluarte tiene el deber cívico de sacar a los militares a las calles para exterminar la violencia. No es posible que un grupúsculo de delincuentes paralice parte del país. Si la mandataria continúa con tibiezas y no empodera a las fuerzas del orden, que renuncie de una vez, porque José Williams sabe muy bien qué hacer con el lumpen. Ya antes aniquiló a los emerretistas en la exitosa operación Chavín de Huántar.

Quiero acabar esta columna rechazando la presencia en el Perú de esta misión roja de argentinos chavistas. Estos comunistas solo han llegado para denunciar que aquí hay una dictadura y que la Policía mata a mansalva a angelitos que marchan “pacíficamente”.

Lo cierto, sin embargo, es que Dina Boluarte asumió constitucionalmente la Presidencia de la República luego de que Castillo diera un golpe de Estado, delito por el que hoy purga prisión preventiva, y la PNP solo se ha defendido de los bárbaros que les arrojan piedras y explosivos. Es más, el suboficial Soncco fue quemado vivo por no usar su fusil para acabar con los criminales que lo interceptaron. ¿Quiénes son los asesinos, entonces?
¡Si los zurdos gritan mentiras, nosotros tenemos que gritar verdades más fuerte!

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