Nelson Mandela y el iusnaturalismo o derecho natural
El emblemático activista Nelson Mandela, que fuera el primer negro que se convirtió en presidente de la República de Sudáfrica -el país más austral del continente africano, con más de 60 millones de habitantes-, el 12 de junio de 1964 como hoy -han transcurrido 61 años-, fue condenado por una corte blanca a la pena de cadena perpetua por el delito de sabotaje. Como ha pasado a otros luchadores sociales, Mandela, nacido en Mvezo, cuando la nación tenía el nombre de Unión Sudafricana (1918), fue encarcelado dos veces por sus reclamos, primero 6 años y luego otros 27, es decir, un tercio de su vida, padeciendo el confinamiento en una prisión por mandato de la abusiva justicia blanca en un país mayoritariamente de población negra (87%). En realidad, los cambios en la sociedad africana e internacional que siguieron a la ola del final de la Guerra Fría –caída del muro de Berlín en 1989– y por tanto, el derrumbe del comunismo en el mundo, excitaron al siempre indoblegable Congreso Nacional Africano – Mandela fue uno de sus más imperturbables miembros durante su juventud– , promoviendo las presiones dentro y fuera del país para lograr su libertad, dado que purgaba la referida cadena perpetua por la imputación que fue traducida por la “justicia” en la idea de Mandela de conspirar contra el gobierno. Madiba o Tata (Padre), como lo recuerdan en Sudáfrica, simbolizó la indesmayable lucha contra el denominado régimen del apartheid o de segregación racial. Cuando presidente de Sudáfrica (1994-1999), dedicó sus mayores esfuerzos a la integración y la unidad nacional, y en el retiro, ya convertido en figura planetaria, medió por las soluciones pacíficas –que es norma de ius cogens, es decir, imperativo categórico de cumplimiento obligatorio como enseñó Immanuel Kant (1724-1804)– en otros lugares del globo. En reconocimiento a su vida consagrada a la consecuencia, y sin el doble cañón que domina entre los políticos en diversas partes del mundo que parecen luchadores, pero realmente no lo son, fue ungido con Premio Nobel de la Paz en 1993. Su figura es un ejemplo de la persistencia en la causa, haciendo realidad en pleno sigo XX y XXI, el iusnaturalismo o derecho natural, aquella corriente filosófica del derecho que se trajo abajo al derecho divino, consagrando que todos los hombres, sin importar el color de la piel, somos iguales por naturaleza e iguales ante la ley.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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