Necesitamos líderes que sigan el camino de la virtud
La terrible coalición del mal formada por la izquierda extrema y los carteles del narcotráfico ha conseguido enormes cuotas de poder en Iberoamérica. En algunas ocasiones estas asociaciones criminales dirigen regiones completas. Por ejemplo, un tercio de México según las agencias de inteligencia está ya controlado por los carteles mexicanos, pero lo mismo ocurre en amplios territorios de Bolivia, Honduras, Colombia, Ecuador, etcétera. En algunas de estas naciones son sus propios gobiernos quienes dirigen con aparente impunidad el narcotráfico. Cuba, Venezuela y Nicaragua encabezan esta triste lista de persecución, muerte y corrupción.
Los narcogobiernos son el mayor fracaso de las democracias iberoamericanas. Es principalmente por esa razón que los Estados Unidos de América están dispuestos a pagar hasta 15 millones de dólares por cualquier información que permita el arresto del sátrapa Nicolás Maduro Moros. Actualmente son varios los antiguos miembros de distintos gobiernos iberoamericanos quienes están cumpliendo condena en los Estados Unidos. Es previsible y muy deseable que esta lista, también, vaya creciendo en los próximos años.
Esta narcocorrupción es como el caballo de Atila, no deja nada vivo a su paso. Hunde las naciones en la peor de las miserias y sus dirigentes se transforman en criminales en busca y captura, sabiéndose impunes mientras sigan en el poder. En algunos casos aplastando con sus botas comunistas cualquier indicio de protesta. Aunque sea para pedir pan.
El filósofo romano Seneca decía que la corrupción es un mal que socava la base misma de la justicia y la virtud de la sociedad. Nos somete a la tiranía de los hombres malos. Hoy estos hombres malos están apoyados por potencias extranjeras que buscan desestabilizar la región. Rusia, Irán, China forman un triunvirato de desestabilización que juega contra el mundo libre en el suelo de las naciones iberoamericanas.
Perú se ha convertido por derecho propio en la peor pesadilla para los líderes de los narcogobiernos comunistas, en un amenaza a sus planes y para los de sus socios. Cada día que pasa en paz, gana la institucionalidad, el orden y la ley y en consecuencia la prosperidad de los peruanos. Todo esfuerzo dirigido a este fin es bueno pero es perentorio que sea con las luces largas. El mañana se construye con nuestras acciones de hoy.
Por lo tanto, se necesitan políticas transversales, alianzas internas y externas para poder combatir la oscuridad que está amenazando la estabilidad, el bienestar y la verdad en toda la región. Desde ya, hay que trabajar por el futuro del Perú y de toda la Iberosfera. Por ello se buscan liderazgos fuertes, virtuosos, capaces de combatir la mentira sin complejos, sin miedo y de proveer un futuro más justo, equitativo, transparente y honesto a sus pueblos. Nadie dijo que fuera fácil y por eso merece la pena.
Por: Víctor González Y Coello de Portugal
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