Navidad: amor, paz y comprensión
“Navidad” proviene del latín tardío nativitas, que significa “nacimiento”. Es la festividad cristiana que celebra el nacimiento de Jesucristo el 25 de diciembre. En general, es un mensaje de paz, amor, unión y esperanza; una fiesta religiosa y cultural para gran parte de la población humana. Actualmente es una fusión cristiana y laica que ha generado una tradición de costumbres que van desde participar en servicios religiosos, reunir en casa a la familia, escuchar y cantar los clásicos villancicos en el instante en que, junto al pesebre del nacimiento casero, nos llega la “nochebuena”. En ese momento realizamos la familiar comida navideña y entregamos los esperados regalos, especialmente a los niños, enviamos tarjetas a parientes y amigos, todo ello dentro de un hogar adornado con árboles, luces y alegría. Muchos lo hacen al volver de la “misa del gallo”. En las últimas generaciones, los niños esperan al idealizado “Papá Noel”, quien les trae sus aguinaldos.
La Navidad está extendida en una parte considerable del mundo. En diciembre, el hemisferio norte está en invierno, donde, cerca del Polo Norte, la temperatura suele llegar a menos de cero grados; mientras que en el hemisferio sur estamos en verano y, en muchos lugares, hay un calor excesivo. Esto ha determinado que las celebraciones navideñas sean diferentes. El “Papá Noel” –con su trineo y regalos– se generó en el hemisferio norte, mientras que en el sur, en casi todos los lugares, se tiene al “Niño Jesús” en nacimientos levantados en las casas. Son costumbres distintas, aunque en tiempos recientes se han ido asimilando unas a otras.
En nuestros recuerdos –nacimos en la década de los 30 del siglo XX– las navidades eran el fulgor de los niños, cuando nuestros padrinos nos visitaban con regalos y los grupos de niños del barrio éramos recibidos en cada hogar para cantar “al Niño Jesús” los villancicos, hacer recitaciones y bailar frente a los nacimientos. Al final, en cada casa, agasajaban al grupo con golosinas, y así íbamos de casa en casa. Era un tiempo de amistad y unidad entre vecinos, donde nos alentábamos y cuidábamos entre familias. Había seguridad, fraternidad y honestidad. Ahora, parece que esas costumbres se han perdido.
La Navidad, si bien es una festividad de todos, es fundamental para evidenciar el amor por los niños. Ellos merecen el amor, la preocupación y el cuidado de todos, especialmente de los padres. Nuestros niños son quienes asegurarán que en el futuro persista la familia y, debidamente educados y preparados, serán el futuro de la patria.
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