Nada de treguas con los disidentes de las FARC

Luego de que las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) –el grueso depuso las armas y entró en la civilidad y en democracia colombianas luego del Acuerdo de Paz de 2016 a pesar de los óbices que tuvo que pasar en el camino–, asesinaran recientemente a cuatro menores de edad indígenas que se resistieron en ser conducidos por la fuerza por los fascinerosos, el gobierno de Gustavo Petro ha decidido suspender la tregua que se había determinado inicialmente, en la idea de encontrar una luz al final del túnel camino a la paz completa.

Hizo bien porque la facción rebelde de la exFARC, que sigue operando en los espacios periféricos del país, se ha venido mostrando como lo que es: un grupo de delincuentes terroristas que no entienden el sentido de la paz que todo Colombia ha estado buscando por más de 55 años. La paz se convirtió en una utopía y hallar al final de 2016 la posibilidad de que el país encuentre el camino de la pacificación no ha sido fácil.

Varias generaciones de colombianos han nacido, crecido y muerto en medio de la violencia estructural que nadie está dispuesto en que se vuelva a abrir paso. El gobierno de Petro tiene un enorme reto, diría el mayor reto, que es afirmar y consolidar la paz en todo el país. Con las disidencias de las FARC está también pendiente el arreglo con el denominado Ejército de Liberación Nacional – ELN, cuyo proceso también se ha estancado.

Petro conoce muy bien a estos dos grupos delincuenciales porque eligió las armas como miembro de la guerrilla del M-19 tiempo atrás. Conoce, entonces, mucho de la “mística” de estos grupúsculos que han querido, a su turno, jaquear el Estado colombiano, felizmente sin poder conseguirlo.

Petro, antes que estar gastando sus energías en otros asuntos endógenos o exógenos, debería tener muy claro de que su misión como presidente de Colombia será conseguir la paz total para el país, algo que Iván Duque no pudo concretar, también hay que decirlo.

El asesinato ha conmocionado a Colombia y ha vuelto presente en la sociedad la desgracia que vivieron por tantos años. Los ojos y oídos de los más de 51.5 millones de colombianos estarán pendientes de los resultados de Petro en este asunto prioritario.

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