Nada de espectacular su gestión, ministro Arista
No se entiende la euforia del ministro de Economía, José Arista, al decir que el 2024 ha sido un año espectacular, si nos atenemos a que cerraríamos el 2024 con un 3,7 % de déficit fiscal (gastos del país superan a sus ingresos) y por segundo año consecutivo, lo que es más grave, en contravención de la regla fiscal, pese a las constantes alertas del Consejo Fiscal. Tenemos un MEF que no sabe, no quiere o, quién quita, no puede decir NO a la asignación de presupuesto a actividades no prioritarias y cede a exoneraciones tributarias promovidas por el Legislativo, dejando a su criterio —al menos en la práctica, en mi opinión y la de economistas como Luis Alberto Arias— la dirección de la política económica del país, lo cual no corresponde a ese poder.
Dicho esto, en medio de un gobierno que raya con la mediocridad y constantes crisis políticas de pésimo manejo por el Ejecutivo, sí es alentadora la estimación del 3,2 % de crecimiento económico (PBI) para el Perú, proyectada por el Banco Central de Reserva casi al cierre del ejercicio anual, si la contrastamos con la del 2023, que fue de -0,6 %. Todo porcentaje superior a esta cifra es ganancia, aunque resulte insuficiente para la generación de empleo y reducción de la pobreza.
Con todo, si algo tenemos claro los peruanos es que este modesto 3,2 % de crecimiento económico no es mérito del actual gobierno, sino del BCRP y de la persona que lo preside, el economista Julio Velarde, quien ejerciendo su autonomía, ha impedido que el país se vaya al garete. Esa es la verdad monda y lironda: Velarde, no Arista ni Boluarte, es el artífice de preservar nuestra estabilidad monetaria desde hace 18 años. Esto nos ha permitido sortear, entre otras cosas, las crisis financieras en el ámbito internacional, sobre la base de una moneda sólida, el Sol. De lo contrario, hubiésemos sido fuertemente zarandeados. Y qué bueno que así lo entendieran en su momento los jefes de Estado que nos gobiernan desde el 2006, quienes, despojándose de mezquindades políticas, han mantenido en su cargo a Velarde, garantía de control de la inflación y sano manejo de la política monetaria en el tiempo. Hasta el golpista Pedro Castillo, en un rapto de lucidez, le ratificó la confianza.
Así las cosas, señor Arista, nada de espectacular su gestión. Un déficit fiscal del 3,7 % no es para vanagloriarse, lo que justamente Julio Velarde ha tildado de “insostenible”, panorama no presentado desde 1992. Es fácil ser botarata con el erario nacional en la búsqueda de ganar bocanadas de aire a una administración alicaída, al pretender quedar bien con los aliados políticos; lo difícil es amarrarse los pantalones y no comprometer las finanzas públicas. Ya asoma el 2025 y, a este ritmo, nuestra deuda pública corre el riesgo de crecer y elevarse la tasa de interés. Hagamos votos para que Julio Velarde no se canse de presidir el BCRP.
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