Nace un dictador
Un rasgo típico de los dictadores es la aversión frente a la prensa libre. El ataque de Pedro Castillo contra los periodistas que cubren sus actividades, espetándoles: “esta prensa es un chiste” fue bochornoso. Al día siguiente impidió que los reporteros se le acercaran. A Castillo se le cayó la careta, se acerca cada vez más a la persona que vimos en la huelga magisterial del 2017, que hizo perder el año escolar a tantos alumnos.
El motivo del enfado del gobernante se debió a que le preguntaron por las contradicciones en sus declaraciones sobre Karelim López vertidas ante la Fiscalía y las que dio a tres medios de comunicación. Las preguntas de los reporteros eran totalmente válidas y necesarias. Castillo cree que puede soslayar este tema ante la opinión pública. El caso “Karelim” es un pozo de corrupción. Lo sabe él y la ciudadanía también.
La respuesta de la prensa ante las agresiones de Castillo fue impecable. Lástima que sea una excepción y no lo cotidiano. Los reporteros tuvieron la reacción que el abuso ameritaba. Se pusieron de lado los intereses económicos y/o políticos de los dueños de los medios. Aquellos que hicieron del caso Odebrecht ‘una lágrima que se muere de risa’, como dijo alguna vez el gran compositor criollo Manuel Acosta Ojeda sobre el aceleramiento del ritmo del vals peruano.
Los mismos propietarios que en ‘combina’ con el régimen de turno realizaron la venenosa campaña contra el exfiscal supremo Pedro Chávarry y lanzaron a las calles a los jóvenes contra el expresidente Merino. Hasta crearon frases como: “se metieron con la generación equivocada”. Hoy ese sector no respalda a Castillo pero no protestan como antaño, no hay más fuegos artificiales (‘ratas blancas’) ni armas hechizas que ataquen a las fuerzas del orden.
Recientemente hemos visto contundentes destapes de Milagros Leiva sobre la fiscal de la Nación. ‘Panorama’ mostró la corruptela en el Ministerio de Transportes o el reportaje de Claudia Toro desnudando similar corrupción en el Ministerio de Energía y Minas. La denuncia sobre el manejo que el Premier hace de la publicidad estatal, relatado por la exencargada de prensa de la PCM, es revelador. Hay más, por supuesto, pero es una lástima que los medios no reboten estas importantes denuncias.
Ayer Pedro Castillo estuvo en Puente Piedra, repartiendo títulos. Con un discurso cada vez más radical fustigó al Estado y al sistema. Él, qué duda cabe, ya comenzó a mostrar su ideología violentista y esto irá in crescendo. El Congreso está atado a sus componendas con el poder. Ayer no hubo quórum para ver la acusación constitucional contra Pedro Castillo, una vía alterna a la difícil vacancia presidencial.
Razones y hechos para que Castillo se vaya a su casa sobran. La gravísima noticia del terrible ataque de Rusia a Ucrania no puede llevarse a la cuneta la podredumbre de corrupción y abuso que vivimos. Castillo tiene asesores extranjeros, se observa claramente, y aprovecha el momento.
Afortunadamente es corto de entendederas y lanza propuestas zafias, como la de enviar un avión peruano a Ucrania para repatriar a los compatriotas que se encuentran ahí.
Pero el ingreso a Ucrania está cerrado desde hace tres días. No nos distraigamos de la corrupción gubernamental.
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