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Mujer de derecha no tiene derechos

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Fecha Publicación: 01/10/2022 - 22:15
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Dos hechos llamaron mi atención esta semana. La primera, una educadora de trayectoria impecable fue objeto de burlas ciertamente misóginas en Twitter enfocadas en su decisión de ser madre de 9 hijos, pretendiendo así descalificar su opinión política. La segunda, una congresista de oposición, conservadora y joven, invitada a una universidad privada como ponente en un conversatorio sobre la crisis política actual, fue objeto de la censura por colectivos estudiantiles que “condenaban y rechazaban su participación” por su postura antiaborto, contraria “a los derechos de las mujeres”. Ambas, mujeres de derecha, destacadas profesionales, probas y comprometidas con sus principios, pero víctimas constantes de la cultura de cancelación por sus convicciones.

Históricamente, las corrientes feministas proceden de partidos y movimientos de izquierda. La denominada “primera ola del feminismo” bregaba por la igualdad de nuestros derechos sociales y políticos destacando la lucha del movimiento sufragista británico impulsado por el Sindicato Político y Social de las Mujeres y el Partido Laboralista. Sería ingrato no reconocer que su lucha dio frutos alcanzando el reconocimiento del derecho al voto y de las condiciones laborales dignas a favor de las mujeres, pero los tiempos han cambiado y hoy, las demandas feministas no buscan necesariamente incluirnos a todas.

Hoy la palabra “diversidad” en el espectro político está en poder de la izquierda. Su agenda feminista le da prioridad al género, a lo que denominan un “constructo social”, dejando atrás las diferencias en razón al sexo. Ya no somos hombres y mujeres, sino “femenino y masculino” y las diversidades de orientación e identidad sexual. ¡Ay de aquel que se atreva a cuestionarlo! La discriminación en razón al género ha visibilizado a grupos “transfeministas” con los que muchas mujeres no se identifican. La agenda mujer se concentra en liberarla de la “opresión falocéntrica” pero no comprende a las mujeres que por convicción, sea moral o religiosa, no creen en tal opresión, y eso no las limita en el ejercicio de sus derechos porque han podido construir su proyecto de vida.

El discurso separatista que anula a las mujeres de derecha va más allá de cuestionar su maternidad, su libertad de credo u opción política. No visibiliza el trabajo que muchas hacen a favor de las mujeres víctimas de las brechas sociales y la exclusión social, empresarias y lideresas locales que trabajan por ese 28.9% de hogares que tienen a una mujer como cabeza de familia, o a favor de la población de mujeres con alguna discapacidad, que hoy son más del 52% del total de la población con discapacidad. Y en esta dura realidad, tenemos mujeres de derecha y de izquierda ausentes en una “diversa agenda mujer” que no las incluye.

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