Muéranse de envidia todos
Víctor Torres Vásquez, el envidiado hermano de Aníbal Torres, está a pocas semanas de ingresar a juicio oral acusado por colusión agravada y se enfrenta a una posible pena de nueve años de cárcel. ¡Nos morimos de envidia!
Aníbal Torres es un sanmarquino rebelde, inteligente y muchas veces desatinado. Dice lo que piensa, porque sus palabras suelen agradar a los que todavía se identifican con este gobierno. Sin embargo, las actitudes y declaraciones que el hombre de confianza de Pedro Castillo ha mostrado son claro ejemplo de que a los “defensores de los pobres” no les agrada los reales y fundados cuestionamientos que ha realizado un sector de la población, que involucran a sus principales familiares que contratan y trabajan con el dinero del Estado peruano.
“¡Muéranse de envidia!”, ha exclamado Torres en defensa de las millonarias contrataciones de su querido hermano, Víctor Torres Vásquez, acusado del delito de colusión. Y, efectivamente, ministro, tal como usted indicó, el peruano es envidioso. Y aquellos que se han proclamado la “reserva moral del país”, en situaciones similares e incluso menos escandalosas que Víctor Torres y su empresa, han pedido -muy indignados- la cancelación del contrato y la renuncia del ministro en cuestionamiento, muy a pesar de que no se trataba de un tema ilegal, sino de un tema netamente ético.
No es ningún delito contratar con el Estado, pero sí configura una falta administrativa el tener a un “poderoso” primer ministro y a su hermano trabajando juntos para el Estado, aunque el cargo de uno de los Torres sea de confianza. No es el ámbito privado, es la administración pública, estimado Aníbal. Y genera más suspicacia la defensa agresiva y sarcástica que realiza el primer ministro sobre los millones que gana el hermano. No es envidia, ministro. El bando que usted llama “golpistas y envidiosos” está realizando el mismo cuestionamiento válido que usted haría si no estuviese en el poder. En otro escenario, dicho contrato habría sido anulado o el ministro renunciado.
Víctor Torres Vásquez, el envidiado empresario y hermano de Aníbal Torres, y su hijo Iván Torres García, han sido acusados por colusión agravada debido a la adjudicación irregular de una obra para el mejoramiento del pavimento y veredas en Chiclayo por más de 8 millones de soles. Ambos gozan de la agresiva y ferviente defensa del ministro Aníbal Torres. En circunstancias de respeto al país y a la legalidad, un padre de la patria guardaría silencio.
Para llegar a un juicio oral, la Fiscalía presenta pruebas en un proceso de control de acusación; todas firmes y verificadas. Ahora entienden por qué el ataque a los organismos de justicia como a la Fiscalía de la Nación. Quieren convertir al Perú en su “chacra”. No podrán.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.