ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Mucha política y poca gobernanza

Fecha Publicación: 16/01/2019 - 22:25
Escucha esta nota

En estos últimos tiempos la corrupción ha desatado fuerzas en pro de la eterna impunidad, que todo se ha centrado en la judicialización de la política sin que nos percatemos si ya estamos en la otra ruta, la de la politización de la justicia.

Son dos caras de la misma moneda porque si se judicializa la política y se politiza la justicia por un sector de poder político, económico y social que prevalece sobre los demás, está garantizada la persecución de los rivales y la impunidad de los amigos o socios.

Mientras esto nos tiene absortos y emotivamente reactivos ante cualquier movimiento del ajedrez judicialización de la política o politización de la justicia, no estamos poniendo atención en el grave vacío de gobernabilidad y gobernanza, que amenaza con enfriar la economía con inversiones paralizadas, incremento de costos burocráticos, alza de precios, incrementos en el valor de combustibles, congelamiento de salarios y flexibilizaciones laborales para enfrentar la creciente disminución de puestos de trabajo frente al aumento de la demanda laboral y una penosa incapacidad para enfrentar situaciones de crisis.

Pareciera que la inversión en infraestructura en el país no puede canalizarse sino a través de Odebrecht, sus consorciadas y demás empresas vinculadas a ese gigante corruptor. Lo decimos porque no puede entenderse la razón por la cual, a pesar de estar sometidas todas esas empresas, incluídas las del llamado club de la construcción, en investigaciones penales por graves actos de corrupción, sigan participando en licitaciones millonarias y adjudicándose la buena pro como si aquí no pasara nada. No sirven los argumentos de defensa relativos a vacíos normativos porque para eso tenemos Estado, para corregir defectos y velar por la moral pública.

No hay avances en la reconstrucción del norte, devastado por el fenómeno El Niño y si no hemos podido enfrentar esa crisis es porque ni siquiera podemos hacerlo con eficacia ante la ruptura de una tubería de desagüe en San Juan de Lurigancho que ha formado una laguna enorme con desechos fecales, con la subsecuente inundación de casas en varias manzanas a la redonda.

La población afectada no tiene agua ni desagüe, no funcionan los sistemas de emergencia en salud, Sedapal no tiene técnicos de calidad porque el problema estalla en uno y otro lado, el Presidente visita la zona pero no soluciona nada y, ahora, todos señalan a Odebrecht como la culpable de los defectos en las obras.

¿Quién pone orden?