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Misios y tercos

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Fecha Publicación: 25/08/2020 - 20:50
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“Perú País Minero” era el eslogan que lucía con orgullo, en sus memorias anuales, el Ministerio de Energía y Minas de un desmemoriado y negligente Gobierno, que hacía suyos los logros de esta importante actividad económica que le permite a la Sunat recibir uno de cada cinco soles recaudados en impuestos.

El primer ministro, en su reciente discurso ante el Congreso, para lograr los votos que le permitieran obtener la “confianza” de los partidos políticos, especialmente los de la izquierda y grupos radicales, no se atrevió, por temor a ser “choteado”, a fijar la posición del Gobierno ante las inversiones mineras, siendo mezquino con el sector que representa el 10% del PBI y más del 60% del total de las exportaciones. No reconocer esto lo podríamos lamentar muy pronto.

El país ha comenzado a vivir, después de dos décadas, una profunda recesión económica. Las proyecciones apuntan para fin de año un decrecimiento cercano al 12%. Las cifras de desempleo en Lima en el segundo trimestre de este año, comparado con el mismo período del año pasado, muestran que hoy hay 2.7 millones más de personas sin empleo.

Todavía no tenemos ni idea cuánto más durara la pandemia y si durante ese tiempo tendremos recursos suficientes para dar ayuda a millones de peruanos vulnerables. Sin embargo, lo que sí sabemos es que para el presidente es más importante respetar el asolapado pacto anti minero, que unas indiscretas grabaciones pusieron en evidencia, cuando se ponía de acuerdo con la persona que desgobierna Arequipa. Pareciera que a ellos no les interesa que la gente muera por la incapacidad de proveerles a tiempo oxígeno, respiradores, camas UCI y que sigan contabilizando más muertos y contagiados por insistir tercamente en las pruebas rápidas. Arequipa es sólo un ejemplo de lo que también pasa en otras regiones del país, lo que nos muestra cómo malos gobernantes pueden en poco tiempo destruir y empobrecer regiones, antes ricas ahora pobres, por haber dado la espalda a la minería responsable que trae bienestar, empleo y desarrollo para sus pueblos.

A la ministra de Economía, se le percibe calladita e impasible viendo que nos estamos quedando “misios”. Si se acaba la plata, se acaban los aplausos y sus “tonilovers” la dejarán. Ahora es el momento de demostrar su capacidad para atraer inversiones, generar más ingresos y mostrarnos que tiene carácter para frenar las iniciativas de gasto de un desbocado presidente que cree que los recursos del estado son ilimitados. Sólo así podríamos entender su terca posición de ningunear a la minería y seguir postergando la ejecución de importantes proyectos, los mismos que en el corto plazo podrían contribuir en recuperar ingresos para la alicaída economía del Perú y sus regiones.

LUIS OTOYA TRELLS-@luchootoya