Mirando más allá del puente Key de Baltimore

La caída por accidente del puente Francis Scott Key, más conocido como puente “Key”, en el puerto de Baltimore, en el Estado de Maryland –costa este de los Estados Unidos de América–, luego de que un barco carguero de 299 metros de largo lo impactara, nos debe llamar la atención por la frecuencia con que últimamente viene produciéndose este tipo de siniestros marítimos en diversas partes del mundo. Los océanos, que representan las tres 3/4 partes de la superficie de la Tierra (el 70% del globo), dejaron de ser, hace ya hace buen tiempo, espacios de poco tránsito entre las naciones en los cinco continentes. La vorágine tecnológica que sin discusión ha apresurado el desarrollo de las comunicaciones internacionales, ha llevado a acrecentar las rutas marítimas para el comercio internacional –por ejemplo, el 98% de los que el Perú exporta al mundo sale por el mar–, lo que significa que el desarrollo de la ingeniería llevó a los hombres a construir puentes ciclópeos que, a estas alturas de la vida internacional, en muchos casos comienzan a verse como viejos e inseguros, teniendo que efectuarse, en consecuencia, replanteamientos acerca de su mantenimiento, refacción, acondicionamiento, o sencillamente, un cambio total de sus estructuras.

Junto a ello, el referido impacto del enorme portacontenedor que circulaba por el río Patapsco, pone al descubierto la vigencia y cumplimiento de las normas y otras reglas sobre tránsito marítimo, propias del Derecho Marítimo Internacional, y que no es Derecho de Mar, con el que suele confundirse. Lo anterior, mirando al Perú, significa que deben privilegiarse las medidas de seguridad respecto de las rutas que surgirán debido a la alta movilidad de embarcaciones con largas travesías, una vez que comience a operar el mega puerto de Chancay, y aunque seguramente no habrá riesgos de colisión de las embarcaciones con puentes, podría ser más trágico si se produjeran choques entre naves. Los hechos cuando suceden enseñan y corresponde ser previsores para todos los escenarios que pudieran surgir en los océanos, principalmente en el Mar de Grau, que es el espacio de aguas de nuestra soberanía nacional en 200 millas.

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