Mirando a las elecciones en Ecuador
Todo está listo y dentro de lo que se puede en las actuales circunstancias internas, para que mañana domingo 9 de febrero, se realicen las elecciones generales en Ecuador, en que más de 13.7 millones de sus ciudadanos -en total son alrededor de 18.9 millones de habitantes-, votarán para que este país hermano, que se deshace por la violencia y la criminalidad –en el proceso de sufragio de 2023, fue asesinado el candidato Fernando Villavicencio y poco después los 7 colombianos detenidos por el crimen, fueron hallados sin vida en la cárcel–, pueda hallar la esperada luz al final del túnel que le dé, la tranquilidad y la estabilidad, prácticamente secuestradas. Un padrón con 16 candidatos –en el Perú ya hay cerca de 41 posibles candidatos para las elecciones de abril de 2026–, nos advierte de la heterogeneidad de las posturas y propuestas; sin embargo, los dos favoritos para disputar la presidencia son el actual mandatario derechista, Daniel Noboa, y la candidata del correísmo, Luisa González. Para alzarse con la victoria el candidato ganador deberá conseguir el 50% de los votos válidamente emitidos o haber llegado al 40% de los mismos, siempre y cuando el más cercano competir se halle por debajo de los 10 puntos de diferencia respecto del primero. Ninguna encuesta concede una victoria holgada en primera vuelta para Noboa y mucho menos para González, por lo que será altamente posible que se enfrenten el domingo 13 de abril en la segunda y definitiva vuelta electoral. Es verdad que, en estos tiempos, llenos de incertidumbre electoral, todo puede pasar. El enfrentamiento entre Noboa y su vicepresidenta, Verónica Abad, respecto de quien era visible que buscaba deshacerse a cualquier precio –la nombró para que cumpla funciones diplomáticas en Turquía, reemplazándola en el cargo con Cynthia Gellibert–, y la incuestionable y condenable violación del derecho internacional al decidir que la fuerzas armadas y policiales ingresen en la embajada de México en Quito para detener al exvicepresidente, también correísta, Jorge Glas, que había sido beneficiado con el otorgamiento del derecho de asilo por parte del gobierno de Andrés Manuel Obrador, a mi juicio, podrían haber sido las dos máculas más visibles y sensibles, pero sobre ellas, superponiéndose, debemos reconocerlo, está la lucha decidida de Noboa contra la criminalidad y el sicariato en el país que, aunque no ha podido acabarlo, sí ha dado muestras de ir en ese camino, y creo que esta razón podría ser clave para la hora de la toma de decisiones del soberano, que es el pueblo ecuatoriano, en primera vuelta o en segunda como más lo creo. Luisa González, joven como el actual mandatario, se ha dedicado a mirar los defectos del presidente, pero cualquier cosa puede pasar. Una victoria de Noboa confirmaría el auge en el continente de los gobiernos o regímenes de derecha, pragmáticos, etc., todos con carácter, aplaudidos por sus decisiones que, aunque cuenten errores, son asumidas como virtudes, y allí están Trump, Bukele y Milei, para confirmarlo. Veremos.
Miguel Ángel Rodríguez Mackay
Excanciller del Perú e Internacionalista
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